martes, 3 de abril de 2012

EDUARDO MILÁN: ¿Para quién habla uno?

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¿Para quién habla uno?
Habla uno para uno, no para dos ni para tres.
Ni siquiera para uno:
para dos ojos brillando en la espesura...
Habla el esperma en la esperanza del hijo.
Uno habla para otro intangible que es llovizna,
no tocable, no moldeable por las manos de masa,
o tocable por palabras, tan afecto. 
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Ella oficia lo que oficia,
lo que la pica.
Dándole el sol un brillo jubiloso,
la luna le quita esplendor, la opaca
El día la mueve, en tanto
la noche, reposo, la obliga a posarse.
Se posa. Y es como una pájara
que espera, posada, al pájaro
que venga de una vez a la morada,
que le haga justicia en la tierra.
Que -que-que, vertical descendente,
ha venido el pájaro a hacerle justicia
A la posada, a la en la morada abierta.
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Eduardo Milán
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