martes, 23 de diciembre de 2008

CARLOS DRUMOND DE ANDRADE: RESÍDUO

Resíduo, poema de Carlos Drummond de Andrade, en la voz de Paulo Autran.
(duración 1:21 segundos) . Esto me viene por la lectura del blog de Uberto Stabile.
Cuando un viajero nos cuenta sin cuento las cuentas de su corazón, lo extiende como
un mapa, nos deja ver la tela y su hilatura, la tinta y su temblor, resuelvese a vivirlo
por su cuenta y carencia éste que os invita y comparte una de las mejores poéticas
americanas (norte, caribe y sur) del S.XX. Un mínimo presente cargado de esperanza,
coraje y palabra vivaz. Vale la pena escuchar el breve video en lengua originaria
de la mejor música y la más libertaria condición. Abajo puse traducido el texto.

Víktor Gómez








Residuo


De todo quedó un poco.
De mi miedo. De tu asco.
De los gritos reiterados. De la rosa
quedó un poco.
Quedó un poco de luz
captada en el sombrero.
En los ojos del rufián
de ternura quedó un poco
(muy poco).

Poco quedó de este polvo
del que tu blanco zapato
se cubrió. Quedaron pocas
ropas, pocos velos rotos
poco, poco, muy poco.
Pero de todo queda un poco.
Del puente bombardeado,
de dos hojas de césped,
del paquete:
vacío: de cigarrillos, quedó un poco.
Pues de todo queda un poco.
Queda un poco de tu mandíbula
en la de tu hija.

De tu áspero silencio
un poco quedó, un poco
en los muros irritados (enfadados)
en las hojas, mudas, que trepan.

Quedó un poco de todo
en la fuente de porcelana
dragón partido, flor blanca,
quedó un poco
de arruga en tu frente,
retrato.

Si de todo queda un poco,
entonces ¿Por qué no quedaría
un poco de mi? ¿en el tren
que lleva al norte, en el barco.
en los avisos del periódico,
un poco de mí en Londres,
un poco de mí en algún lugar?
¿en la consonante?
¿en el pozo?
Un poco queda oscilando
en la desembocadura de los ríos
y los peces no lo evitan,
un poco: no está en los libros.
De todo queda un poco.
No mucho: de una canilla
cae esa gota absurda,
medio sal y medio alcohol.
salta esta pata de rana.
este vidrio de reloj
partido en mil esperanzas.
este cuello de cisne,
este secreto de infancia...

De todo quedó un poco:
de mí; de ti; de Abelardo.
Un cabello en mi manga,
de todo quedó un poco;
viento en mis orejas,
simple eructo, gemido
de víscera disconforme,
minúsculos artefactos,
campanilla, alvéolo, cápsula
de revólver... de aspirina.
De todo quedó un poco.
Y de todo queda un poco.
Oh abre los vidrios de la loción
y aspira
el insoportable mal olor de la memoria.
Pero, de todo, terrible, queda un poco,
y bajo las olas ritmadas
y bajo las nubes y los vientos
y bajo los puentes y los túneles
y bajo las llamaradas y bajo el sarcasmo
y bajo la saliva y bajo el vómito
y bajo el sollozo, la cárcel, lo olvidado
y bajo los espectáculos y bajo la muerte escarlata
y bajo las bibliotecas, los asilos, las iglesias triunfantes
y bajo tú mismo y bajo tus pies duros
y bajo los goznes de la familia y de la clase,
queda siempre un poco de todo.
A veces un botón. A veces una rata.

Carlos Drumond de Andrade