lunes, 15 de diciembre de 2008

RAFAEL SANCHEZ FERLOSIO: Vendrán más años malos

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(Claudicación.) Los demócratas, deslumbrados al considerar como una gran conquista política el que el voto sea secreto, se quedan ciegos para la evidencia de que la derrota y la tragedia subsisten y se manifiestan justamente en el hecho de que tenga que serlo. Realmente pública sería solo una impune y orgullosa mano alzada.


2
(Anfetamina.) La naturaleza en es esta artificiosa, híbrida y estúpida alegoría que los médicos le prospectan a uno como premio, corona o aureola de un comedido y respetuoso sistema de vida o administración de tedios. Naturaleza era lo que le alcanzaba a uno como un golpe de Estado implacable y fulminante cuando, tras haber violentado cuerpo y alma con los medios más artificiales y perversos de la cultura y la farmacopea y haber quemado setenta y dos horas desveladas hasta la exoftalmia bajo la ardiente flor de la bombilla y en el grafómano incendio de la pasión de la teoría -envidia de los dioses-, lo embestía a uno por la espalda y lo tumbaba dormido in situ sin contemplaciones, hundiéndolo en el más regalado, más benéfico y más largo de los sueños.



3
(Grafomanía.) En el silencio de mi noche ardiente, las letras, locas, gesticulan voces.




4
Todo pura comedia: ni la cigarra era feliz cantando ni la hormiga necesitaba para nada el trigo almacenado, por necedad cantaba la primera, por necedad se afanaba la segunda.





5
La voz más pobre se hace siempre la más autoritaria: no consiguiendo ya ser entendida, tiene que resignarse a no ser más que obedecida.




Rafael Sánchez Ferlosio,
del libro "Vendrán más años malos",
plagados de textos -fragmentos en
prosa o verso- escritos en 35 años
y reunidos para una
edición de Círculo de Lectores.
El humor y la acidez vienen
coloreando sus grafismos
y sospechas sobre la índole
humana. Lecciones inescusables.
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ALFONSO GUMICIO DAGRON: ¿Qué es Bolivia?

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ALFONSO GUMICIO DAGRON

Nació en 1950 en La Paz, Bolivia, es escritor, cineasta, fotógrafo y ejerce como especialista en comunicación para el desarrollo.Primero los estudios y luego el trabajo lo llevaron a viajar por Europa, América, Asia, Africa y Oceanía durante los últimos 25 años. Ver aquí, su blog.




¿Qué es Bolivia?

¿Un conglomerado de cadáveres?

¿Un colectivo lleno de militares?

¿Una masa enorme de tierra silenciosa?

¿Una planicie de rostros terrosos?

(Impasibles miradas cansadas de esperar)

¿Una altitud de cartón-piedra?

¿Una caída vertical de la pobreza a la nada?

¿Un grupo de niños pijes de anchas corbatas?

¿Una cadena de resentimientos y mentiras?

¿Un puñado de crímenes detrás de la basura?

¿Un niño muerto en una caja de zapatos?

¿Un libro de poemas que arde porque sí?

(Porque invade la sangre de quien lo lee)

¿Un escritorio, dos escritorios, tres escritorios?

¿Una tienda de campaña?

¿Una lluvia pasajera?

¿Un costal de títeres quemados?

¿Un periodista que siempre cae parado?

(Como trípode con un rollo de dólares

que le alegra el ano)

¿Una página menos, siempre tan lejos

de la historia?

¿Un grupo de universitarios confundidos?

¿Un poema, dos poemas, este poema?

Escoja solamente diecinueve respuestas.
Ni una menos.
Alfonso Gumicio Dagron

JENARO TALENS: Asombro -ceniza blanca- o del estupor de la mirada

Dos poemas de Jenaro Taléns Carmona, al que se le puede seguir en las antologías "Cantos rodados" (1960-2001) y Puntos Cardinales (1991-2006) ambas publicadas en Catedra.
Este poeta, ensayista y traductor, en nomadeo y solitaria carrera de fondo, que ha recorrido las geografias y los abismamientos del último tercio de siglo pasado así como la irrupción de los nuevos panoramas culturales del presente más inmediato, viene siendo fiel a su asombro, estupor y conmoción, de un mundo más extraño y vario de lo que quisieran ver algunos sedentarios portavoces de la culturilla nacional. Saltar desde un nihilismo optimista a una poesía en las cenizas del sentido que desenvoca en un largo aprendizaje. Caminar sin pararse en los espejismos de oasis que el desierto de lo real ofrece al curioso, beber en las aguas que calientan el corazón y refrescan el cuerpo, hablar con quien no ha nacido o se fué de lo que está siendo atravesar el espesor del presente, contra toda publicitada y pueril visión luminosa y complaciente, nos deja en la intemperie, como a un maratoniano, con el temblor de la soledad y con la sed de amor y dignidad tan dificilmente salvables. Llevo torpemente leyendo la muy tupida escritura de Jenaro desde el 2005 (miento, leí el cuerpo fragmentario en 1988, con voracidad) y sé que estoy solamente en la periferia de sus posiblidades. No he recurrido a poemas más insgines de su trayectoria (algunos buceando en este blog ya los incluí) sino a dos poemas que me enternecen y con los que siento una gran hilazón. Tampoco he recaído en su poesía más apasionada, ni en la deconstructora, ni en la indagadora del mundo cinéfilo como voz total de nuestro tiempo, ni en la metalingüística. Ni en ... pero vayan estos dos textos a mostrar lo que tan excelso sonetista como versolibre poeta o su prosa poetica (La permanencia de las estaciones) hace, a su manera, desde su libertaria y errante palabra. Una palabra de exiliado, como mano abierta a la rosa sin porqué.

Víktor Gómez





EL TECHO ES LA INTEMPERIE


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Cuerpo dormido, claridad incierta.

En esta luz de junio acuosa

oigo el latir de su silencio,

la calidez con que me cubre

del otro lado de su opacidad. Es noche

y una explosión de nubes nos dispersa.

Miro como la luna le interroga,

siembra su cuerpo de palabras, dice,

"en donde esté el amor, allí está el mundo"


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Del libro " El sueño del origen y del mundo" (1986-88)




LAS COSAS COMO SON
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Para quien ya archivó

la mitad de su vida

todo resulta ya demasiado

importante. Una lágrima,

sin embargo, minúscula,

que se desliza por las hendiduras

de la piel, puede incluso

no ser, como se piensa,

el estallido de una humillación

sino una forma de saciar la sed

que se apodera a veces

de un excesivo y vulnerable

corazón (¿no es así

como se llama?) que aprendió muy poco

de la fragilidad y de la intemperie.

Tal una piedra al huir del aire

o su dureza, cae y toca el agua

y ya calmada duerme sobre el fondo.


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Del libro "Profundidad de campo" (1997-200)