viernes, 10 de octubre de 2008

EMERSON: SOBRE EL POETA Y LA POESIA



La poesía más hermosa ha sido antes experiencia, pero el pensamiento ha sufrido una transformación desde que fuera experiencia.



Los hombres cultivados suelen alcanzar una notable habilidad para escribir versos, pero es fácil leer, en sus poemas, su historia personal: cualquiera que esté familiarizado con las partes podrá nombrar las figuras; éste es Andrew y aquélla Raquel. El sentido es prosaico.


Es una oruga con alas, no una mariposa. En la imaginación del poeta el hecho se ha incorporado al nuevo elemento del pensamiento y ha perdido todo cuanto le sobraba.


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EMERSON, ‘Shakespeare o el poeta’

SILVIA ELENA REGALADO: desatar las esperanzas



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Reclamo

Cómo se ve que te hace falta vida,
el coraje que sólo dan los años,
la osadía de ir contra corriente,
el orgullo de herirse en la caída.

Ya aprenderás a morder la tierra
a desgarrar el cielo con las uñas,
respirar el dolor hasta los huesos,
caminar sobre el miedo y el cansancio.

Tendrás que desatar las esperanzas,
que vuelvan a la luz o al olvido,
habitarte de duendes y desnudar el alma
para revivir el milagro de ser niños.




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SILVIA ELENA REGALADO
(1961, San Salvador)

(Desnuda de mí)

Poesía Salvadoreña: Claudia Lars, Claudia Herodier, René Chacón Linares



René Chacón Linares


(A Claudia Hérodier)


Ella hace llover fuego del cielo
Y con madeja de nubes entrelaza los sonidos.
Esculpe la palabra con fragua y martillo,
En un ángel demoníaco que adora su libertad.
Bálsamo que florece en mayo,
Cáscara inexpugnable de las dudas,
Guarida de pájaros heridos,
Ciclón de cabellos largos
Señalada por índices acusadores.
Mujer que juega a ser madre felina.
Creadora de lo irreal,

Dueña absoluta de la luz y la oscuridad.
Para esta poeta no hay tiempo de morir,
Lleva entre sus manos
Un cargamento de flores silvestres,
Una pieza de soledad ensayada
Y ráfagas de incontenibles sueños.




Claudia Herodier


Poemas (recientes) sin título
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Al niño le asusta
este crujir de alas...

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Al hombre le asustan
las alas.
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Al hombre y al niño
los separa un ave.



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Desengañado de la ida en la corteza
el árbol frota sus raíces
en las hojas.
¡Qué humus perfecto para el canto!



Santa Tecla/19/V/2003








Claudia Lars


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POETA SOY



Dolor del mundo entero que en mi dolor estalla,
Hambre y sed de justicia que se vuelven locura;
Ansia de un bien mayor que el esfuerzo apresura,
Voluntad que me obliga a ganar la batalla.
Sueño de toda mente que mi mente avasalla,
Miel de amor que en el pecho es río de dulzura;
Verso de toda lengua que mi verso murmura,
Miseria de la vida que mi vergüenza calla.
Poeta soy… y vengo, por Dios mismo escogida,
A soltar en el viento mi canto de belleza,
A vivir con más alto sentido de nobleza,
A buscar en la sombra la verdad escondida.
¡Y las fuerzas eternas que rigen el destino
Han de volverme polvo si equivoco el camino!

ANTONIO COLINAS: Palabra nueva

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Releo esta semana, por casualidad, dos poemas que leí hace ya años. Y se mantienen en su querencia, en su umbral de verdad, zigzageando por el silencio de mi noche, con su "palabra nueva".







"En el poema, la palabra se caracteriza porque es y debe ser, ante todo y sobre todo, palabra nueva." ANTONIO COLINAS



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LA NOCHE DE LOS RUISEÑORES AFRICANOS



Cayó el alma en el pozo de la noche
y desde abajo, desde lo más hondo,
ve la luna de junio madurar
en la brisa, que trae enloquecidos
cantos de ruiseñores africanos.
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JARDIN DE ORFEO, 1988)


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GIACOMO CASANOVA ACEPTA EL CARGO DE BIBLIOTECARIO QUE LE OFRECE, EN BOHEMIA, EL CONDE DE WALDSTEIN


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Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes.
Con la Revolución Francesa van muriendo
mis escasos amigos. Miradme, he recorrido
los países del mundo, las cárceles del mundo,
los lechos, los jardines, los mares, los conventos,
y he visto que no aceptan mi buena voluntad.
Fui abad entre los muros de Roma y era hermoso
ser soldado en las noches ardientes de Corfú.
A veces he sonado un poco el violín
y vos sabéis, Señor, cómo trema Venecia
con la música y arden las islas y las cúpulas.
Escuchadme, Señor, de Madrid a Moscú
he viajado en vano, me persiguen los lobos
del Santo Oficio, llevo un huracán de lenguas
detrás de mi persona, de lenguas venenosas.
Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.
Señor, aquí me quedo en vuestra biblioteca,
traduzco a Homero, escribo de mis días de entonces,
sueño con los serallos azules de Estambul.

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(SEPULCRO EN TARQUINIA, 1975)