martes, 3 de junio de 2008

Confesiones de un blogger

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Está de moda premiar blogs. Y consolidar redes sociales. Aupar para ser también re-conocido en el gesto y en su dádiva. Estamos en la sociedad del reconocimiento. Tanto re me preocupa, más aún dada mi escasa cultura musical.

¿Por qué tengo un blog?

En principio para dejar huellas de mis asombros como lector y de mis búsquedas como poeta. Miro al mundo a través de los mundos que un poeta, filósofo, historiador, humanista crea. Y re-creo, ahora sí, en mi manera de re-formular sus textos y avances, posibles caminos o desiertos desde los que interrogarse por los conflictos y misterios del presente, el mundo y la vida íntima.

¿Por qué tengo relacionados blogs?

Sinceramente, por dos motivos. Para poder seguirles y para que me lean los artículos de otros. También mis textos, pero menos.

No creo que la producción poética sea un ejercicio a validar en la red. La propia, digo. Yo llevo tiempo escribiendo y leyendo en la red. Y es por necesidad autoimpuesta. Y desde una óptica desvergonzada de intercambio, en muchas ocasiones. Legítima, si. Terapéutica, a veces. Pero dudo que en mi caso me haya ayudado con mi dificultad de escribidor. Lo que me aporta el blog son relaciones personales virtuales. Y buenas lecturas. También una inversión en tiempo que no se si justifica esos buenos ratos. Y mucha moralla.

Gracias a Arturo Borra y Laura Giordani he leído a poetas que desconocía. Igual me pasa con el blog de Ana Pérez Cañamares, Javier Gil o Nuria Ruiz o Danhir. Siguiendo con ejemplos, encuentro muy interesante la labor divulgativa y de conciencia de Carla Badillo, Eloísa Otero, La Palabra Itinerante o el colectivo Addison de Witt. No puedo dejar de asombrarme y disfrutar con la plasticidad y belleza de lo que nos muestra Ana Mª Espinosa o del ingenio de Julio Obeso. Son todos y otros muchos que no nombro y adoro (Lu Bosca, Gari, Jesús GE, Pedro Montealegre, Marcos Canteli, Fran Garcia, Alicia Martinez, Miriam, Sandra Rubio, Sopa de Poetes, Mark, Maika, Etc., Etc.,) unos amigos digitales o de hueso, carne y distancia con los que mantengo un vivo contacto.

¿Por qué conviene descubrir la lentitud?

Estar en multiples sitios a la vez es un sueño antiguo: don de ubicuidad. E internet casi lo consigue. Pero tiene, como toda ganancia, su contrapartida. La velocidad y dispersión. La ceguera y el flojeo.

Para un poeta la lentitud es una casa desde donde la escritura Es. Y la soledad, esa República anticontemporánea, es el cómo. Desde la soledad y sin premios, aplausos, reconocimientos ni repeticiones o replicas. Así, en esa precariedad, el poeta y el poema acuerdan sobre papel su voluntad de existir.

Mis primeras lecturas del día son los blogs que os comentaba y otros. Pero cada día a ritmo más lento.

Estoy volviendo a los libros de los muertos. Esos poetas que ya no están con nosotros de cuerpo presente pero cuya voz crece y crece y nos lleva (Holan, Vallejo, Dalton, Gloria Fuertes, Lautremont, Celan, Pizarnik...). Y también algún libro de poetas vivos (NO sé renunciar a Eduardo Milán, Mendez Rubio, Gamoneda...). Y vuelvo sin dejar del todo este Nuevo Mundo.

¿Por qué decir esto?

Leer es lo importante.
Amar es lo suficiente.
Vivir el lugar y la hora.

Escribir vendrá si estas tres fuerzas confluyen, se mezclan y reodenan. Y el poema será tras el trabajo de la tachadura y la distancia, del retorno, la corrección y el ajuste.

Mientras acabo estas líneas, veo dos libros que se vienen conmigo a la cama, a las últimas lecturas de la jornada. Que si empiezo con blogs como decía antes, sobre las 7 hasta las 10 de la mañana. Pasadas las 23:00 H y hasta las 2 de la madrugada el papel gana y me vence. En esta ocasión en manos me pongo de "PARA UN TIEMPO HERIDO" de Enrique Falcón y para suavizar el aterrizaje "LA DESTRUCCION DE LA FORMA" de Mendez Rubio. Eso no quita que entre medias lea algún poema como éste:

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Como la fruta se deshace en gozo,
Como en delicia cámbiase su ausencia
En una boca do su forma muere,
Aspiro aquí a mi futura humareda,
Y el cielo canta al alma consumida
El cambio de las costas en rumor.


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Paul Valery traducido por Anibal Nuñez.


Buenas noches, compañeros de blogs, cafés, tertulias y talleres,

Vuestro Víktor