viernes, 8 de febrero de 2008

LOS EUFEMISMOS, Cristina Peri Rossi, El País, 1983.

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Gracias, Lu Boscá,
http://magiadepalabras.blogspot.com/ , http://dolmendeempatia.blogspot.com
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por estar tan atenta y por poner el dedito en la llaga y la llaga al aire. Este tan oportuno y actual artículo, por tu don y por la verbigracia e inteligencia crítica de Cristina rebrota, cual pino canario, sobre un suelo de cenizas. Y no dejo la ocasión para trasladar sus propias y luminosas palabras sobre un espinoso asunto discutido recientemente:
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"... Aprovecho para deciros una cosa... perdonad por mi "meticulismo filológico" pero necesito decir algo respecto a las metáforas... a lo mejor no he entendido del todo lo que se planteaba esta tarde, pero si lo he entendido bien debo decir que no creo que las metáforas sirvan para embellecer el mundo, creo que las metáforas nos sirven para comprender el mundo, y creo que están presentes a cualquier nivel , en cualquier rincón y a cualquier hora, porque en todas partes y desde todas las perspectivas hay cosas que no comprendemos, que necesitamos comprender y que sin querer (o no) las reflejamos el lenguaje, partiendo, casi siempre, de lo conocido a lo desconocido. (Porque... qué otro modo de llamarle al cuello de la botella "cuello de botella" existe?) Así que en mi opinión, la terminología que hemos utilizado hoy para explicar ese punto no era la correcta.En fin, cosas de fanáticas de la palabra."
Lu Boscá
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Y ahora si, ahí se descuelga un artículo breve y liminar de la poeta uruguaya.
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------------------------------------------------- Víktor Gómez
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Según el diccionario, eufemismo es el "modo de decir o sugerir con disimulo o decoro ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante". ¡Maravillas de la lengua y del inconsciente! Una somera relación de la Prensa, en pocos días, me ha hecho descubrir (por un estremecimiento de incomodidad al leerlos) los siguientes eufemismos: no vidente, por ciego (¿ofende nuestra buena conciencia de videntes algo distraídos hacia el destino ajeno?); clases económicamente débiles, por pobres: apreciación del dólar, por subida (¿subirá menos, si está apreciado?); afección, por enfermedad (debe ser más difícil morirse de una afección que de una maldita enfermedad) y una joya de nuestro lenguaje... (o de nuestro inconsciente):intervención militar, por invasión. Seguramente el país que interviene militarmente atente menos contra los derechos de los nativos que un brutal que invade.




Sin embargo, no hay eufemismo inocente... El lenguaje, creado, en principio, para expresar la realidad, ha inventado su propia máscara: es utilizado muchas veces, para ocultarla, respondiendo a determinados intereses. Así, los interrogatorios de rigor a los que son sometidos los prisioneros o detenidos en muchos países disimulan la tortura en su acepción más brutal, y los reajustes de plantilla los despidos lisos y llanos.







La pregunta ronda los ejemplos: ¿Cuándo y por qué una sociedad o algunos de sus individuos apelan al eufemismo? ¿Es posible que el lenguaje consiga, verdaderamente, ocultar la realidad? Entonces recuerdo un decreto inefable de la Junta Militar uruguaya en los años 60:(...) por decreto se prohibían ocho palabras. No era posible pronunciar ni escribir las palabras tupamaro, revolucionario, célula, marxista, etcétera. De modo que cuando un tupamaro asaltaba un banco (porque la desaparición en el lenguaje no consiguió eliminarlos de la realidad), los ciudadanos probos y bien nacidos, respetuosos de las leyes y decretos, debían decir los sediciosos, única palabra aceptada, que de pronto gracias al ingenio popular, se transformó en los deliciosos. Eliminar una palabra (o sustituirla por un eufemismo) es una de las peores confesiones de impotencia o debilidad: en lugar de transformar los hechos, que son los que nos disgustan, operamos sobre el lenguaje, que no es más que la representación simbólica. Como si secretamente creyéramos en la identidad de la cosa y los sonidos destinados a expresarla. Pero un país que eliminara de su vocabulario la palabra frío, seguiría sintiéndolo.
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CRISTINA PERI ROSI
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(Montevideo, 12 de noviembre de 1941) poeta, narradora y ensayista uruguaya. Hija de inmigrantes italianos. Estudió literatura comparada. Exiliada en España, donde reside desde 1972. Ha sido articulista y colaboradora de publicaciones españolas (El País, Diario 16, La Vanguardia, El Periódico de Barcelona y El Mundo). Nacionalizada española en 1975, mantiene la nacionalidad uruguaya. Beca Guggenheim en 1994. Ha efectuado traducciones principalmente de la brasileña Clarice Lispector. Una de sus obras más destacadas es La nave de los locos (1984), donde combina una técnica surrealista con referencias a las dictaduras militares de los anos '70.
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Tertuliana fija del programa de radio "Una nit a la Terra", de
Catalunya Ràdio, fue despedida en septiembre de 2007, en el momento en que éste pasó de franja horaria de baja audiencia a una hora de mucha audiencia, por no hablar catalán en dicho programa, en aplicación de la Carta de Principios de la Corporación Catalana de Radio y Televisión, lo que ella ha calificado de "persecución lingüística". A pesar de residir en Barcelona durante más de 30 años y gozar de un elevado nivel cultural, Peri Rossi nunca ha hablado en catalán. Algunas personalidades del mundo de la cultura (Mario Benedetti, José Manuel Caballero Bonald, Fernando Savater, Félix de Azúa, Arcadi Espada, Javier Nart, Mario Muchnik...) y otros ciudadanos la apoyan en su blog. Otros ciudadanos, en cambio, le critican su posicionamiento para ocupar uno de los ya reducidos espacios que le quedan a la lengua catalana con el castellano, que es el preponderante en las comunicaciones de masas en Cataluña. También se dan críticas al hecho de que se pase por alto muy a menudo la regulación a la que están sometidos los profesionales de la Corporació Catalana de Radio i Televisió, en materia lingüística y en otras materias que especifica su Carta de Principios. Página web oficial de la autora: