lunes, 14 de enero de 2008

ANTONIO MENDEZ RUBIO publica en La Torre del Virrey; "La caja de Pandora: dialogía y crítica a partir del Quijote (IV)"


Un imperio vulnerable, una subjetividad vulnerable. El límite de las aventuras quijotescas es la guerra (el mar de Barcelona). Frente a la guerra, su vocación dialógica y andante contrasta así con el sedentarismo
monológico de Robinson, en todo momento consciente éste de que “mi único recurso estaba en mí mismo”13 y que, por tanto, ha conseguido la meta ideal de apartar del sí-mismo toda alteridad, toda alteración, o someterla a su poder cuando, como pasa con Viernes, esa alteridad
no puede dejar de estar presente. El descendiente natural de Robinson es el ya omnipresente clásico de E. R. Burroughs, Tarzan de los monos (1912).
Frankenstein, entre otras, deja una huella a la vez rebelde y temblorosa en el relato breve El gigante de hierro (Ted Hughes, 1968; adaptado al cine de animación en 1999 por Brad Bird), mientras que el vaciado de la armadura como forma de autoridad y de violencia sería reformulado creativamente por el relato de Italo Calvino Il cavaliere inesistente (1959). Pero, por
supuesto, estas menciones insinuarían pero no agotarían en modo alguno la energía desconcertante y seductora de la caja de Pandora.
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Por lo demás, con la perspectiva del siglo XXI y la erosión o incluso el fin cercano de la modernidad, se vuelve cada vez más necesaria una poética y una política que se hagan cargo de la crisis de dichos vínculos y, por esa vía, del efecto devastador del autoritarismo moderno. Un lugar donde se activa ejemplarmente el reto de una dialogía agujereada, descompuesta, imposible, que atraviesa y es atravesada por el vacío de un mundo en el límite del sinsentido, un espacio (o mejor, un espaciamiento) de esa naturaleza es lo que atinó a plasmar Samuel Beckett en su pieza teatral Fin de partida (1957). Allí, en ese mundo sin mundo, sin aire, sin luz, la sabiduría sanchopanzesca del siervo, Clov, experimenta en su carne la imposibilidad de toda visión, de toda figura o imagen que diera cuerpo a una realidad estable o segura (“Veo mi luz que se extingue”): hay sólo la realidad de la desaparición. La derrota, el desencanto o la caída de la utopía, del principio esperanza, es al mismo tiempo un punto de llegada, un final de partida, y por eso mismo una precondición para que otra
partida empiece, para seguir jugando, quizás ahora con nuevas reglas, o al menos con la conciencia del fracaso de las viejas. No es raro, en fin, que en esa tensión, en ese hueco de silencio, escuchemos todavía este último y fugaz fragmento de diálogo:14
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HAMM (con angustia): Pero, ¿qué ocurre, qué ocurre?
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CLOV: Algo sigue su camino.

(Pausa.)


11 D. DEFOE, Robinson Crusoe, trad. de Joaquín Gallardo, Orbis/Rizzoli,
Barcelona, 1994, p. 101.



12 G. COLAIZZI, ‘La construcción del sujeto moderno’, Boletín Hispánico
Helvético, 3, 2004.



13 D. DEFOE, Robinson Crusoe, p. 126.
14 S. BECKETT, Fin de partida, trad. de J. Talens, Tusquets, Barcelona,
1997, p. 21.
n lens, Tusquets, Barcelona,
, p. 21.


BIBLIOGRAFÍA

M. BAJTÍN, Problemas de la poética de Dostoievski, trad. de T. Bubnova, Fondo de Cultura Económica, México, 1986.

Z. BAUMAN, Modernidad y Holocausto, trad. de Ana Mendoza, Sequitur, Madrid, 1997.

P. VIRNO, Virtuosismo y revolución: La acción política en la era del desencanto, trad. de R. Sánchez Cedillo, H. Romero y D. Gámez, Traficantes de Sueños, Madrid, 2003.

V. N. VOLOSHINOV, El marxismo y la filosofía del lenguaje, trad. de T. Bubnova, Alianza, Madrid, 1992.




ANTONIO MENDEZ RUBIO


Una vez planteado que el pulso de la dialogía constituye la existencia y la práctica de todo lenguaje como territorio común entre hablante y oyente, el autor apela al Quijote, convertido en una suerte de antigénero autorreflexivo y plurilógico, para someter a crítica los postulados de la modernidad, atrapada entre la fantasmagoría que cumple
en Frankenstein la función de una amenaza trágica y la afirmación de soberanía encarnada en Robinson Crusoe en virtud de su nueva definición universalista e individualista de la subjetividad.

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