miércoles, 19 de diciembre de 2007

JUAN GELMAN, EDUARDO MILAN: converger de conciencia, caminando a pie por distintas sendas formales

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Compas poetas del Taller Polimnia 222, con Elena Escribano, al fondo, leyendo.
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Ayer tuvimos en el Taller de poesía "Polimnia 222" tarde de versos y tachaduras, de relecturas, de con/versar poéticas y afanes que se prolongó en la cena prenavideña con la aportación de otras artes, cine y pintura. De la amena platica, de la sabrosa y feraz deliberación entre amigos, de las diferentes vivencias y pensamientos, de sus cruces y encuentros, recuperé ese tertuliano gozo, esa pasmosa escucha, que tan magistralmente ha sabido propiciar el Poeta. Sease por ejemplo, Milán y Gelman, unidos por una conciencia critica y una memoria severa y moralmente resistente, pero yendo cada uno por su camino, explorando cada uno desde diferentes apuestas formales, desde singulares pasos estéticos, no desprovistos de riesgo y tensión, pero muy enriquecedores para los que nos devenimos en lectores. Y sirva de muestra, esto que avanzo, de lo que podría ser una indagación, una aproximación a la capacidad deliberativa y re-creativa de las poéticas contemporaneas. No tanto desde postulados racionales y ensayísticos, sino desde dentro, desde la misma escritura poética, sea en prosa o verso.

Víktor Gómez




Eduardo Chirinos, Eduardo Milán, María Negroni, Tomás Segovia y Ángel González



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Uno que es hijo de Gonzalo
Rojas, que dio gracia, hijo de Gelman
que dio severidad, hijo de Haroldo
de Campos que dio espacio donde el caballo
pació, hijo también tempranamente de ese
otro caballo que es Nicanor Parra, que ayudó
a soltar poemas de los palos del yo,
por nombrar solo a los latinoamericanos.
Hijo de Vallejo, el por mayor
imposible y de John Donne, el igualmente
imposible por su tanta desventura.
Pero el verdadero padre,
el padre de quien soy hijo de veras
está en el fondo de todo
esto, tranquilo,
parco de pocas palabras.

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Eduardo Milán, de Razón de amor y acto de fe (Visor, 2001)


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A Eduardo Milán



Mi amor son dos cosas diversas:
el día que es y el día que fue.
Entra un pájaro por la ventana
y todo se suspende, el amar,
el ser amado, todo vuela
de hoy a después, a tu pelo
que azula la noche como
tu mano cuando
borra el espanto de la dicha.

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Juan Gelman del poemario Valer la pena (Visor, 2002)

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“Conversando con Eduardo Milán”
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Lo que se pudre bien
podrido está. Gobiernos, poderes
económicos, eclesiales, políticos,
militares, académicos, artísticos, y
el precio de saberlo.
En la piel se agría el aire
de mi vecino rengo. “Adiós”, me dice,
“adiós”, y en la jaula del día
hay una descripción de mí mismo
diciendo adiós. Es el momento
de la cortesía entre compañeros de viaje.
Un árbol calla en la mitad del arrabal.
¿Sabe cómo usar la furia con arte?
Esta miseria, este completamente,
esta conciencia que ni sirve
para envolver café
y a pie por las palabras.

Juan Gelman, del poemario Valer la pena (Visor, 2002)










La poesía de Juan Gelman es una amalgama de moemroria, experimentación y conciencia. El poeta se apropia de su destino:
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"si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente
esta pureza en que ando por impuro"
---------------------------- Juan Gelman

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Su oficio hace de él un poeta reclamado por los dolores propios y ajenos. "Todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre" .Poeta que participa del trabajo de la esperanza, que lucha contra la separación de los hombres, el empequeñecimiento del espíritu.




Eduardo Milán, de su prólogo a la Antología por el seleccionada "Pesar Todo",del 2001.