lunes, 17 de diciembre de 2007

Ricardo Menéndez Salmón: Charlie Parker ya no vive (I)

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Poeta de GIJON, nacido en 1971, licenciado en Filosofia por la Universidad de Oviedo, novelista y corrector literario.

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PRIMERA PARTE


CIUDADES



“La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros.
Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.”
Fernando Pessoa





NUEVA YORK



Según afirman los estudiosos del lenguaje,
los esquimales distinguen en sus relatos hasta cincuenta clases
de nieve.
Concienzudos y malolientes, trepados a un marchito trineo,
emplean una palabra distinta para cada forma en que el frío
se disfraza de belleza.
Hay quien opina –cigarro en mano, los labios crueles–
que ésa es una ridícula manera de complicarse la vida.
Pero, igual que una mujer rota no es lo mismo que una mujer
pública,
una nieve con memoria no sugiere lo mismo que una nieve de
difuntos.
Si, invitado por sabios académicos, el cazador de focas visitara
la gran urbe,
la ciudad de los rascacielos sin olor, de los judíos vagabundos,
de los lascivos borrachos que apuran en el Hudson las heces
de la noche,
descubriría con sorpresa y cierto pavor que en el vocabulario
del neoyorquino
“the snow is white, the snow is white, the snow is white”.
Como su lejano y nunca visto amigo hiperbóreo,
el poeta no cree en ningún principio de economía de la palabra.
Por ello sus mujeres no son altas ni bajas, morenas o rubias,
sino vasos de agua, campos de trigo, cometas de carne;
por ello la nieve que hollan sus pies no es blanca ni negra, ni
está limpia o sucia,
sino que es el país de la infancia, una tentación de Narcisos,
un papel abrasado;
por ello Nueva York no es sólo populosa y febril, cosmopolita
y horrenda,
sino que juega con sus máscaras como un cardumen de
peces con las redes de un dios bondadoso.




CHICAGO



De niño (jura el fingidor mientras vigila al terco
sobrino que se cree inmortal), soñaba con las películas
de Nicholas Ray y la Matanza del Día de San Valentín.
De niño (asegura el viajero mientras pela una naranja
frente a la playa desierta), las calles del Estado de
Illinois eran del color de la nostalgia y siempre llovía
sobre los parterres de dalias.

Eran años (fantasea el enfermo fumándose los cigarros
que el médico le prohibe) en que Cyd Charise nos
enseñaba las rodillas y nos manchaba el alma.
Eran años (miente el poeta mendigando un adjetivo
a su esquiva memoria) en que los hombres tenían el
corazón duro y la sonrisa esquiva.

Hoy Chicago es un bruto
que hiede a molicie y aguas fecales.
Como siempre, los mejores años de nuestra vida
resultaron ser de celuloide y cartón de piedra.




NEW ORLEANS


Truman Capote dejó la salud en estas calles.
Nosotros las hemos recorrido por última vez cogidos de la
mano,
novios siniestros con las venas heladas por un beso blanco.

Vaqueros, Arlequines, locos embozados nos saludan desde
los balcones.
Preñados de absenta, ciegos de humo y rotas pianolas
escuchamos a viejas cantantes devanar la cruel madeja de las
estaciones.
¿Recuerdas el sabor de mi boca hace un puñado de siglos,
cuando nuestras pieles eran salvajes e indisciplinadas,
niños al borde de un abismo?
De regreso al hotel, la lluvia nos muerde las nucas.
Pronto, nuestros cuerpos no serán más que recipientes vacíos.
Míralas cómo refulgen. Las cuchillas se han bebido toda nuestra
sangre.



BOSTON


A Poe quiero imaginarlo con bigotes lacios y tabaquera de
plata,
recorriendo en silencio los parques blancos de institutrices.
Llevará en la diestra un paraguas cerrado, un periódico bajo
la axila,
dos quintales de angustia en el santuario del pecho.
“A ese hombre pequeño y pulcro que nadie lo toque –me atreveré
a gritar–,

pues en su cuerpo atesora un millar de prodigios”.
No hay tabernas en su camino. No.

Que el fantasma del alcohol no contamine estas páginas.
Prefiero sentir en su aliento terrores menos diáfanos,
que no entone el aleluya dulzón de los moscateles.
Mujeres pálidas lo tentarán como sirenas de asfalto,
protegidas tras velos y fugaces sonrisas
que el poeta interpretará con el candor de los tristes.

Bajo el reclamo de un roble, dos perros se amarán sin recato,
octubre dibujará en el cielo su leyenda de ceniza y frío,
las bostonianas correrán a cobijarse junto a ebúrneas chimeneas...
Pero basta ya. Dejemos que sus pasos se pierdan al doblar
la esquina.

Mejor que envidiar a los genios es conocerlos así,
despojados de grandeza, ritos, palinodias,
caminantes que deambulan entre la rutina de sus paisanos.




SAN FRANCISCO


Cada ciudad deja una huella en nuestro cuerpo:
una fe de erratas, un adverbio subrayado, un índice de
miedos.
Cada ciudad es una mujer que recorre
la piel insomne de esta calavera.
Cada ciudad es una cifra que el
Tiempo escribe
en el debe o en el haber de los sueños
que forjamos.
Cada ciudad es una imagen torpe pero
necesaria.
Para mí,
San Francisco es James Stewart colgando
de un tejado.
Cuando un día me vaya, viejo y acaso
lujurioso,
me llevaré su pánico conmigo al solar
sin ventanas que es la muerte.


AURORA LUQUE: NADA MAS CONTEMPORANEO QUE UN CLASICO

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Tocarse la calavera

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Ven a jugar al juego de encontrar
tu propia calavera.
Si miras tercamente en un espejo
el centro de tus ojos
-sin parpadeos: hablo de minutos-
los músculos, la piel, los rasgos cotidianos
acaban por volverse translúcidos y tenues.
Te juro que tus huesos se asoman descarnados
a esa imagen que tiembla, siniestra, frente a ti.
Ya sabes el aspecto que tendrás.
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Juguemos a otra cosa.


---------------------------------- Aurora Luque
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ANTONIO MARTINEZ (Ed. Germania): «La poesía es la quintaesencia de la libertad»

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Antonio Martinez, Antonio Gamoneda y Antonio Martinez i Ferrer




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ENTREVISTA EN EL PERIODICO LEVANTE Mercantil Valenciano realizada por Por

María José Muñoz-Peirats


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Pertenece a un grupo de soñadores que supieron hacer de sus sueños una realidad. Hace diecisiete años y desde Alzira, crearon la Editorial Germanías, una editorial pequeña y resistente, pero con un espacio importante dentro del mundo de los editores de poesía.


Dice Antonio Martínez de sí mismo: «No he salido mucho más lejos de la calle en que nací; físicamente vivo en la misma calle que cuando era un niño; hijo de un obrero de artes gráficas que me legó su oficio y de una madre trabajadora, bella y fuerte como un árbol. Mis tres hermanos son mis socios (David, Raül y Sergi); mis amigos Salvador Rosell y Juan Diego González son mis socios; desde fuera vino Gabriel Viñals a sumarse a este proyecto (el único que no nació en Alzira, pero lo hizo en un pueblo de la Argentina profunda que debe ser lo más parecido que hay)».








-Confiese, ¿le trastornó la poesía y decidió crear una editorial dedicada a ella?








-Vengo del mundo de la tipografía, de la imprenta, del papel de la estética del libro como objeto y a partir de allí conozco a algunos autores y me fue capturando ese mundo.








-Proviene del mundo de las artes gráficas. ¿Qué le indujo a adentrarse en una aventura tan poco rentable?








-Me atrae la belleza; a partir de la ordenación de las palabras, en el espacio de la hoja en blanco, me doy cuenta que la belleza que esto puede generar, me emociona y? quiero saber más.








-Empezaron incluso por lo más difícil: editando cuatro títulos de poesía en valenciano...








-Se debió a la proximidad. Conocí a Marc Granell, que me propone una colección de jóvenes autores valencianos y ahí empieza todo?








-¿Una editorial de estas características, les sitúa en la resistencia de un mundo que parece ahogarse en el «tanto tienes tanto vales»?








-Creo que es obvio; la poesía es para mí la quintaesencia de la libertad; es el refugio de las ideas bellas, de la esperanza.








-Al considerarse editores situados en la periferia del mundo cultural, ¿ven ese centro cultural muy contaminado?








-No se trata de eso, no importa cómo veamos el centro, sino cómo nos vemos a nosotros mismos. Lo de estar en la periferia es una evidencia, nos sucede así, es así. No situamos a nuestra editorial en la periferia de la cultura, sino que nosotros mismos somos ciudadanos de la periferia, de todo: de lo correcto; del poder; de la cultura con mayúsculas? pero también de lo contrario porque no es un posicionamiento ante la sociedad, una actitud política, es más simple que eso: somos de pueblo; eso lo entiende todo el mundo y se nos nota.








-¿En qué sentido dice «somos de pueblo»? ¿Como orgullo? ¿Con la dignidad de quien se respeta? ¿O como una justificación de quien se cree que hay matices que no alcanza?








-Sí, sí, todo eso. ¿Hay quién supone que alcanza todos los matices?








-¿Qué función cumple la poesía en nuestra sociedad?








-La misma que siempre ha cumplido: crear conciencia. Paso a paso, lentamente, sin pretensiones de ponerlo todo patas arriba de la noche a la mañana, sin declamaciones sonoras y estridentes.








-¿Recomendaría que las sesiones del Parlamento o del Senado, los plenos de los ayuntamientos, se iniciaran con la lectura de un poema?








-Pues no, aunque si sus Señorías quieren?








-Recientemente hemos podido comprobar que en España el índice de lectura en los jóvenes ha bajado. ¿Cuál es su opinión acerca de cómo se enseña la Literatura en colegios, institutos... y qué importancia le da?








-El síntoma no es la enfermedad, no debemos analizar los síntomas únicamente. La literatura obligatoria de las escuelas no es necesariamente la mejor literatura que pueden leer nuestros hijos, ni los métodos de enseñanza los más estimulantes, pero ¿los mayores leen?, ¿los padres leemos? La cultura de la imagen, la cultura audiovisual y de la inmediatez, nos crea desconcierto, pero todos hemos abonado alguna vez la teoría de que una imagen vale más que mil palabras ¿verdad? ¿Y ahora pretendemos que no sea así? Es preocupante y es triste que nuestros jóvenes no sientan la lectura, la literatura como un bien; eso es un síntoma. La enfermedad es social y responsables somos todos.








-¿Existe alguna solución?








-Mágica no. El esfuerzo individual debería entenderse como un privilegio, no como una carga y la imaginación como el instrumento para combatir las formas de anestesia social. La pregunta es si esa responsabilidad tiene que recaer con más peso en los niños, y en los jóvenes, que en los adultos y, me parece que no. Tengo mucha confianza en los jóvenes algunas veces me parece advertir que se los desprecia y desvaloriza.








-¿Deberíamos «ritualizar» más la vida?








-Disfruto de los rituales cotidianos y agrego los que puedo a la lista. Una copita de vino en El Manchego de Santiago y Ramón con mi amigo de infancia, Alfredo March, los viernes por la tarde al salir de trabajar, es uno de mis nuevos rituales vitales.








-¿La poesía es la hermana pobre de la literatura?








-La poesía no es literatura. En eso coincido con casi todos los poetas que he leído y que reflexionan sobre el tema. La poesía es «otra cosa», no busca contarnos una historia, ni dejarnos una moraleja, sólo tiene en común con la literatura el uso de las palabras, pero son dos actitudes mentales y emocionales diferentes. Parten de caminos distintos para llegar a lugares también distintos.








-«Con nosotros, dice usted, trabajan hasta 13 personas; la mayoría ni siquiera acabó sus estudios secundarios; todos venimos de hogares obreros y todos tenemos por la cultura respeto, admiración y hasta temor reverencial porque nos fue enseñada como "la" forma de salir de la pobreza junto con el esfuerzo y el trabajo» ¿La cultura es para quien la descubre?








-«Las estrellas para quien las trabaje», como dice el poeta Jorge Riechmann.








-¿La cultura pertenece a una clase social determinada?








-Si es así, es un enorme error. Aparte de que primero debemos explicar qué entendemos todos por cultura.








-¿Qué entiende usted por cultura?








-Tengo una visión más bien labradora del hacer humano. Aprecio la cultura desde la aproximación a su propio origen etimológico: el cultivo. Ya he dicho antes que siento un respeto reverencial por la cultura, lo mismo sea por el cuadro del pintor contemporáneo que me emociona, aunque escape a mi comprensión intelectual, que por la canción de cuna tradicional de un pueblo primitivo. Ambas cosas nos cultivan como personas y en ese sentido, por ese camino, entiendo la cultura.








-Han editado obra de Juan Gelman, poeta argentino y Premio Cervantes, del que se ha dicho ser una de las experiencias materiales más profundas de la poesía latinoamericana de este siglo. ¿Podría contestar cuando pregunta: «Se hace sola la doble conciencia/donde la huella brilla«?








-Me ha encantado esa consideración hacia Gelman que menciona en su pregunta; es tan merecida. Sí, la conciencia grande sobre el mundo y las gentes, se adquiere en los sitios por los que hemos transitado y que nos han marcado para siempre.








-«¿Por qué no creer en el sencillo/callejón de la espera?». Se pregunta el poeta...








-¡Qué bueno! ¿Verdad? Imagine un espacio para el silencio, para la reflexión interior, un lugar manso, ¡pero permanente!








-«¿Quién podría nombrar al pasado/de este presente seco?» ¿está seco nuestro presente?








-El presente colectivo es muy difícil en las actuales condiciones del mundo; lo es para todos, para muchos cientos de millones de seres humanos es dramático, es un presente urgente y eso es tremendo.








-Editan también a otro Premio Cervantes, Gamoneda. Sus primeros contactos con la poesía se remontan a 1936: «Las escuelas estaban cerradas y yo quería aprender a leer y en mi casa de León no había más que un libro y era de poesía...» Descubriendo los fonemas, las palabras, Gamoneda descubre simultáneamente los valores rítmicos y plásticos de la realidad poética: «La poesía me buscó a mí». ¿Deberían dejar olvidados libros de poesía en las escuelas?








-Otro gran poeta editado por nosotros, José Viñals, dice: «La poesía o entra de contrabando o no entra».








-Han editado a José Hierro y dice algo así: «Llegué a la alegría por el dolor, supe por el dolor que la alegría existe». ¿Es eso cierto?








-Tan cierto y tan sencillamente dicho ¿verdad? ¿Se ha dado cuenta de que ha citado a tres premios Cervantes que hemos tenido la enorme alegría de publicar en esta pequeña editorial alzireña y que los tres grandísimos poetas tienen el origen común de la pobreza y el esfuerzo? No sé si la cultura pertenece a una clase social determinada como me preguntó antes en esta entrevista, pero si sé que la pertenencia a las clases desprotegidas de una sociedad no es obstáculo para creer en el poder transformador de la palabra como herramienta de futuro.








-¿Cómo se mira el mundo desde la poesía?








-Yo soy un editor, no un poeta. Soy un lector y no un artista. Cuando como lector descubro en unos versos algo que no conocía, una mirada que no tenía sobre las cosas, se me descubre un mundo diferente, no siempre «bonito». ¿Sabe que agradezco a la poesía?: que me haga pensar, que me estimule.








-¿Cómo ven los poetas la política?








-Fijémonos en los poetas del Siglo de Oro español, por ejemplo: La actitud ante el poder de Góngora, de Quevedo, fue contraria a ese poder, pero su compromiso social y ético se resolvía frente al papel y la pluma ¿no? Ahora me parece que es igual, en general. Existen poetas que responden de manera más evidente, más nítida que otros, que lo hacen apelando al silencio y a la reflexión íntima. Unos y otros dan respuestas a los interrogantes de la época que viven, me parece. Siempre ha habido poetas contestatarios y poetas integrados, hasta ha habido grandísimos artistas afiliados a causas horrorosas: lo que me guste a mí, como actitud ante la sociedad, no va a hacer que se escriba mejor poesía necesariamente.








-Un buen poema político no mueve el mundo, pero ¿ayuda a recobrar aliento?








-Todo buen poema ayuda a tener esperanza en la vida.








-¿Qué relación tiene con la alcaldesa del PP?








-Correcta, respetuosa, protocolar. Las puertas de nuestra editorial siempre están abiertas.








-¿Estamos en un mundo donde la injusticia, según Brecht, no es anónima: tiene nombre y dirección?








-¿Y alguien tiene sitio en su agenda para apuntarlo?; ¿le interesan esas señas?; ¿sabe cómo reaccionar? Sí, tiene nombre y dirección pero ya se ve que no es así de fácil exponerlo, no es todo tan lineal.








-¿Qué sentimiento le produce la intolerancia?








-Repulsión. La intolerancia es uno de los rasgos que más me disgustan de mi mismo, cada día convivo más a disgusto con mi propia intolerancia. Las personas solemos tardar mucho tiempo en advertirlo, las sociedades más.








-¿Puede llegar a ser muy peligroso el divorcio entre inteligencia y poder?








-Tanto como el matrimonio entre inteligencia y poder. El poder en sí mismo es algo deplorable que ofende a la inteligencia.








-¿Cómo ve el futuro de la religión o de las religiones?








-El agnosticismo puede ser una respuesta también ¿verdad?








-¿De qué se acusan desde la periferia?








-La periferia es otro microcosmos. Existen las mismas bellezas y miserias que en el mundo «central», pero a veces dos poderes centrales se detestan y repelen y, a veces, dos actitudes periféricas diferentes nos damos mutuamente risa, nos miramos con ternura.








-¿Se horroriza cuando va a la ciudad de Valencia porque la ve muy pecadora?








-Ya estoy mayor, no me horroriza sino el horror.