miércoles, 14 de noviembre de 2007

LAWRECE FERLINGHETTI: Retos para los jovenes

La generación Beat propició autores excesivos, de vida dificil y final trágico, pero también al poeta Lawrence Ferlinghetti, un ejemplar agitador de conciencias que supo mantener la cabeza sobre los hombros y vivir fuera del aborregamiento y la trampa social del éxito.


Víktor Gómez


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"…la propia voz de la vida como la escuchó

Walt Whitman

una risa suave salvaje

(que aún debe ser liberada

del procesador de palabras

de la mente

Y yo soy el cronista de un periódico

de algún otro planeta

que ha sido enviado a describir la vida

en el planeta tierra

a contar las historias

de qué Cuándo Dónde Cómo y Por qué…"

Lawrence Ferlinghetti

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Lawrence Ferlinghetti nació el 24 de marzo de 1919 en Yonkers, Nueva York. Tuvo una infancia díficil, su padre inmigrante murió antes de que él naciera, la madre tuvo un quiebre nervioso cuando él tenía 2 años, y por lo tanto, fue criado por su tío materno Ludovic y su tía de habla francesa Emily. Cuando se separaron, Lawrence fue a vivir con su tía a Francia. Al regresar vivió en un orfelinato mientras su tío buscaba trabajo en Manhattan. Se educó en la Universidad de Carolina del Norte (1937-1941), donde obtuvo el título de periodismo; obtuvo una maestría en la Universidad de Columbia y el doctorado en la Universidad de la Sorbona]]. Durante la segunda guerra mundial fue un oficial al mando durante la invasión de Normandía. Como periodista trabajó en la revista Time.











Será una voz mestiza


una voz políglota cantando


tarde en la noche


en las extendidas llanuras


donde la desaparición de las luciérnagas


señala el amanecer de una época terrible.




L. Ferlinghetti











Desde el impresionante blog de Daniel Bellón, Islas en la red, topo con un autor y su pensamiento que hacen mella, de abren camino, que sobrevive a lo vacuo, escandaloso o de moda, porque es auténtico, veracidad sin artificio. L. Ferlinghetti, poeta de la generación beat, actualísima voz.








Buen provecho:








Víktor














Retos para poetas jóvenes






Inventen un nuevo lenguaje que cualquiera pueda comprender.





Escalen la estatua de la libertad.





Alcancen lo inalcanzable.





Besen el espejo y escriban lo que ven y lo que escuchan.





Bailen con lobos y cuenten estrellas, incluyendo las que no se ven.





Sean ingenuos, inocentes, no cínicos, como si acabaran de aterrizar en la tierra (lo que es cierto en su caso, lo cual es cierto en todos los casos), sorprendido por aquello con lo que te has encontrado.





Escriban periódicos llenos de vida. Sean reporteros del espacio exterior, enviando artículos a ese supremo editor que cree en el descubrimiento total y que casi no tolera el aire caliente.





Escriban un poema sin fin acerca de sus vidas en la tierra, o en otro lugar.
Lean entre líneas el discurso humano.





Eviten lo provinciano, vayan por lo universal.





Piensen subjetivamente, escriban objetivamente.





Imaginen largos pensamientos en frases cortas.





No vayan a talleres de poesía; pero si van, no vayan a aprender “cómo” sino a aprender “qué” (Qué es importante escribir).





No se dobleguen ante críticos que no hayan escrito grandes obras maestras.





Resistan mucho, obedezcan menos.

Liberen en secreto a cualquier ser que vean en una jaula.





Escriban poemas breves usando la voz de los pájaros. Hagan su lírica genuinamente lírica. Los cantos de los pájaros no están hechos con máquinas. Den a su poema alas para que vuele sobre las copas de los árboles.






La máxima continuamente citada de William Carlos Williams, “No hay ideas más que en las cosas”, está bien para la prosa, pero no cubre el lirismo, ya que las “cosas” están muertas.





En poesía, no se queden contemplando su ombligo pensando que el resto del mundo pensará que es importante.





Recuerden todo, no olviden nada.





Trabajen en una frontera, si pueden encontrar alguna.





Vayan al mar, o trabajen cerca del agua, y remen su propio bote.





Hagan coro con poetas pensantes. Son difíciles de encontrar.





Cultiven la disidencia y el pensamiento crítico. “El primer pensamiento es el mejor pensamiento” quizás no funcione para la mejor poesía. El primer pensamiento podría ser el peor pensamiento.





¿Qué hay ahora en sus mentes? ¿Qué traman? Abran la boca y dejen de balbucear.





No tengan la mente tan abierta que se les caiga el cerebro.





Critiquen todo y a todos. Sean subversivos, confronten constantemente la realidad y el estatus quo.





Sean poetas, no mercaderes. No abastezcan, no complazcan, especialmente no lo hagan con su supuesto público, lectores, editores o publicistas.





Salgan del clóset. Está oscuro ahí.





Levanten las persianas, abran las ventanas de par en par, levanten los techos, desatornillen las chapas de las puertas, pero no se deshagan de los tornillos.





Comprométanse con algo que no sean ustedes mismos. Sean militantes. O extasíense.





Ser poeta a los dieciséis años es tener dieciséis años, ser poeta a los 40 es ser poeta. Sean ambos.





Levántense y orinen, el mundo está en llamas.





Tengan un buen día.










Lawrence Ferlinghetti