martes, 24 de julio de 2007

MATHESIS Y POETICA: François Le Lionnais

1,2,3,4,5.
6;7;8;9;10
-- ¿12? --
-- ¡11! --


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François Le Lionnais
Poesía allo stato di traccia,
1958

¿A quien pertenece Africa?

¿A QUIÉN PERTENECE ÁFRICA? TRADICIÓN Y CAMBIO. EL CONTINENTE AFRICANO FRENTE AL SIGLO XXI
DEL 23 AL 27 DE JULIO (El Escorial)
Universidad Autonoma de Madrid





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El director de la Casa de Africa, Alfonso Ortiz, destaca la falta de profesionales 'con niveles de formación intermedios' como una de las causas que impiden el desarrollo del continente y subrayó la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas y erradicar de ellas la base tribal.

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'El problema de los que triunfan es que no vuelven', dijo Ortiz en referencia a los africanos que emigran, alcanzan un nivel de vida y una cualificación profesional elevadas, y no regresan a sus países de origen, privando así a Africa de su potencial humano.
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Ndioro Ndiaye, ex ministra de la Mujer en Senegal y directora adjunta de la Organización Nacional de las Migraciones (OIM), coincide con el discurso de Coles, pero añade que también hay que trabajar para evitar la fuga de cerebros a países del `primer mundo´. «La inmigración ilegal no se puede controlar, pero la legal sí, y además de elevada, nos deja sin nuestros estudiantes, los que nosotros formamos».
Nigeria, Etiopía y Egipto son los países de donde más ciudadanos parten a otros destinos para desarrollar sus capacidades. «Para nosotros significa una gran pérdida de recursos». Las remesas que envían a sus hogares los expatriados, recalca, «no compensan esa fuga de capital humano» y plantea que, quizás, «sean los países del sur los que están finan ciando a los del norte».

La preocupación de esta luchadora por los derechos de los africanos no es baladí. En el campo sanitario, por ejemplo, la fuga de cerebros es de un 85 por ciento. Actualmente, reflexiona Ndiaye, «en África necesitaríamos mil médicos más al año para que funcione satisfactoriamente la sanidad».
Para evitar la marcha de sus profesionales o para estimular su regreso, «estamos empezando a crear programas en distintos sectores, no sólo la sanidad, también la educación o la administración».

El propósito de Ndiaye no es imposible de cumplir. «Nada lo es si ponemos empeño». Sam Daly-Harris, otra de las personalidades invitadas al Campus, se dio cuenta durante su viaje `de la desesperanza a la acción´, en el que se topó con Muhammad Yunus de Bangladesh y el banco que él fundó hace 30 años, una institución sin ánimo de lucro que ha salvado de la miseria a cientos de miles de personas.
Daley-Harris, director de la Campaña de la Cumbre del Microcrédito, pone al Grameen Bank como muestra de que «con el esfuerzo las metas se van cumpliendo». Para el año 2015 «esperamos que sean ya 175 millones de familias» las que puedan beneficiarse de este mecanismo. «Me encantaría que Yunus pudiera estar aquí con todos nosotros». El Premio Nobel de l a Paz en 2006 no participó en el Campus de este año junto a los doce `Nobeles´ que sí que lo hicieron, aunque quién sabe si podrá hacerlo en la próxima edición de este prestigioso foro del conocimiento.
Su presidente, José Ramón Calvo, ya está pensando en 2008 y según anunció ayer, se desarrollará durante el mes de junio. Con el lema `Tendiendo puentes y abriendo puertas´, no sólo abordará la problemática de África, como en esta ocasión, sino que abarcará también a Latinoamérica.

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¿A quién pertenece África? ¿Cómo se gobierna? ¿Qué modelo de desarrollo y forma de cooperación? ¿Qué imágenes se transmiten del continente? ¿Cómo informar de un mundo tan presente en nuestro día a día?
Junto a una realidad determinada y condicionada por la pobreza, la desigualdad, la miseria, la explotación y el intervencionismo, existe un África que cambia, se transforma y busca integrarse, con garantías de éxito, en el siglo XXI.
UAM Solidaria

José Angel Valente. Para siempre: la sombra (marzo, 2001)

La Fundación Telefónica presenta la exposición y el libro José Angel Valente. Para siempre. La sombra, que se edita con carácter póstumo. El resultado de la unión del libro y de la exposición responde a la tercera de las colaboraciones que el poeta llevó a cabo con el fotógrafo Manuel Falces.



José Ángel Valente es considerado uno de los últimos grandes poetas en lengua castellana. Aunque pensaba que el poeta, en principio, no escribe para nadie, admitía que, a la postre, lo hacía para una inmensa mayoría. De ahí que su palabra poética supiera moverse con un estilo propio entre un hermetismo apenas asequible y el amplio universo de las emociones, compartido por la mayor parte de sus lectores. Sin embargo, la emoción en Valente está exenta de todo sentimentalismo pasajero, puesto que la realidad, «el tiempo de miseria», imponen al poeta un verbo «con atributos de claridad». En los comienzos, sus poemas se adscribían al realismo social característico de la «Generación del 50», pero más tarde fue decantándose hacia los arcanos de la lira intelectual y al estudio de la poesía como búsqueda de lo profundamente humano, con ayuda de la mística.



Por su trayectoria, la «carrera del corredor solitario» como él mismo la definió, recibió diversos galardones, entre los que cabe destacar el Premio Nacional de Poesía, el Premio Nacional de las Letras y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1998, que compartió con la escritora también fallecida Carmen Martín Gaite. Murió en Ginebra el 18 de julio de 2000 y sus cenizas fueron enterradas en su localidad natal, Orense, donde lo nombraron hijo predilecto de la ciudad.


La primera colaboración entre Manuel Falces, fotógrafo, y José Ángel Valente vio los frutos en 1990 con Cabo de Gata. La memoria y la luz. El segundo libro, Las ínsulas extrañas: lugares andaluces de San Juan de la Cruz, es un recorrido por el mismo itinerario que realizó el místico carmelita por tierras andaluzas, desde Jaén hasta Granada, durante el cual Valente realizó una serie de anotaciones. En este viaje, Falces tomó la instantánea más emblemática del poeta que se incluyó en el libro El vuelo alto y ligero (Universidad de Salamanca/Patrimonio Nacional, 1998), premio Reina Sofía de Poesía. La tercera colaboración entre Valente y Falces alumbró el libro, por fin édito, que el lector tendrá en el mes de marzo entre sus manos: Valente. Para siempre. La sombra, un juego de complicidades –en palabras de Falces– que contiene pequeños fragmentos vitales del poeta, episodios suyos cuando estuvo convaleciente, fotografías tomadas en la mesa sobre la que escribió poemas musicales en colaboración con Mauricio Sotelo, algunas instantáneas tomadas durante la Bienal de Venecia, etc. La exposición complementa el libro al mostrar en una misma sala todas las fotografías caligrafiadas de la edición.



Las fronteras no existían para Valente, siempre afanado en ofrecer una visión múltiple, un solo cuerpo artístico casi siempre más intelectual que emotivo. «Lo literario para Valente –afirma Falces– era el cielo abierto de la Estética». Ejemplo de ello es la reflexión que surgió a partir del discurso pronunciado ante la Reina Dª Sofía en el Salón de Columnas del Palacio Real, con motivo de la entrega del Séptimo Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, instituido por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, en un acto que se celebró el 14 de enero del 1999. La palabra fue, una vez más, el lugar de encuentro de las artes y de la creación del mundo, donde tuvieron cabida tanto las alusiones a los Salmos como a El Jardín de las delicias de El Bosco. Valente incorporó a su disertación dos párrafos de Tres lecciones de tinieblas en torno al verbo y a la palabra. Este discurso fue el germen de la recopilación poemática El vuelo alto y ligero, editado por la Universidad de Salamanca con motivo del Premio y también de Valente. Para siempre. La sombra. La idea original del libro se concretó durante la entrega del discurso, pero había venido fraguándose desde el año anterior.




Valente. Para siempre. La sombra, surgió bajo la forma de una serie de conversaciones que el poeta y el fotógrafo venían manteniendo desde 1998. A partir de poemas muy cortos cuyos referentes eran lugares concretos del universo poético de Valente (imágenes de Almería, Venecia, Berlín, etc), la idea fue tomando la apariencia de discurso, siguiendo un método que Falces denomina como el método de trabajo de la mirada compartida, un itinerario en primera persona jalonado con cincuenta y siete fotografías, treinta y una de las cuales aparecen caligrafiadas por el propio autor. «Valente escribió con tinta negra sobre el original y, a diferencia del primer libro, donde escribió sobre papel vegetal, lo ha hecho directamente sobre la fotografía», ha declarado Falces a este boletín. Para el fotógrafo, la obra de Valente puede ser considerada como «un espacio», entendido como «concepto literario de la palabra poética, imagen que pertenece a la geografía de lo poético». Este espacio poético viene constituido por «una serie de textos que forman un todo, cuerpo y alma» y que encuentran su continente en el libro y la exposición que presentó la Fundación Telefónica.




POETICAS _ de _ VALENTE

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Ut pintura (1979)
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Mucha poesía ha sentido la tentación del silencio. Porque el poema tiende por naturaleza al silencio. O lo contiene como materia natural. Poética: arte de la composición del silencio. Un poema no existe si no se oye, antes que la palabra, su silencio.
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Poética
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Dragón
(acoplado a la trucha
engendra el elefante).
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TENDENCIA Y ESTILO
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[...]Cuando un autor se reconoce más por su tendencia que por su estilo, hay razones para sospechar, primero, de su calidad literaria y, segundo, de su capacidad real para servir a la tendencia en cuestión. Por supuesto, no hablo del estilo como de un agregado formal o un elemento autónomo de la obra de arte: esa es la posición de base, más o menos extremada, de todo formalismo. El estilo no es más que la capacidad del medio verbal para producirse en cada momento en función de un determinado contenido de realidad y para no existir en la obra más que en función de ese contenido. El estilo, así considerado, puede ser víctima de dos elementos apriorísticos: de un a priori estético y de un a priori ideológico. Ambos liquidan de raíz toda posibilidad de que la obra artística se produzca. El a priori estético hace prevalecer la autonomía del medio verbal: el estilo desaparece entonces y se convierte en manera. El a priori ideológico hace prevalecer la autonomía del tema: el estilo desaparece asimismo y se convierte en esquematismo demostrativo. Se trata de dos mecanismos de abstracción que en último término, aunque por distintas vías, coinciden en escamotear el posible contenido de realidad de la obra literaria. y justamente en la capacidad de alojar ese contenido y de producirse única y exclusivamente en función de él y no en virtud de supuestas categorías estéticas o en razón de la oportunidad o incluso necesidad de ciertos temas reside la virtud del estilo.

*
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Fragmentos de un libro futuro: última osadia del poeta
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Y todos los poemas que he escrito
[...]
Me conducen por lentos corredores
de lenta sombra hacia qué reino oscuro
[...]
me dan la clave del enigma
en la pregunta misma sin respuesta
que hace nacer la luz de mis pupilas ciegas
... /...
Tu súbita presencia.
Toda tu luz irrumpe duradera, dura
como la piedra.
Vienes
tan inmóvil, tan adentro de ti.
Lo hondo.
En tu sola existencia,
tu sola luz, estás
ardiendo para siempre


JENARO TALENS: PUNTOS CARDINALES (I)


ROSA SIN PORQUE
(2001-2004)
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Silencio a bordo. La azafata ofrece
una sonrisa y algo de beber.
Algunos pasajeros cabecean
medio dormidos, con los cinturones
abrochados, sin que se vislumbre
tras el ritmo pausado
de la respiración, otra amenaza
que la del despertar.
La nube que contemplo bajo mi ventana
forma un colchón de espuma para el cielo raso
donde un sol indeciso, sin calor, ni apenas
luz, se insinúa sobre el horizonte,
desperezándose entre los resquicios
de una inconcreta oscuridad.
Abril se acaba
y algo que es más que un cuerpo
te busca en mí. ¿No escuchas su latido,
cómo se aferra a tu memoria para no morir?

LA MARCHA DE LOS 150.000.000 prólogo de Antonio Méndez

MUTILACIÓN DEL SENTIDO

(Antonio Méndez Rubio)

Wave of mutilation.THE PIXIES


Hay muchas posibilidades de que lo primero que llame la atención, al leer La marcha de 150.000.000, de Enrique Falcón (Valencia, Germania, 1998) sea el tipo de escritura con que nos encontramos. Antes aún que lo que se nos dice, que no es poco, de forma más o menos consciente, estamos ante un decir que nos desubica, que nos cambia de sitio como una brisa incómoda. Alguna vez se ha dicho que un verso continuo y una prosa discontinua, como es el caso de la Biblia, son tácticas características de las culturas orales, mientras que una prosa continua, como la novela, y un verso que agudice su discontinuidad, encuentran su sitio preferentemente en la cultura escrita. Y me vale esta idea para empezar a situar las páginas que siguen: una ocasión para temblar: versos que buscan no leerse sino decirse, pronunciarse y quedarse, con ritmo desmedido, bailando en la memoria.


Este poema es un canto, literalmente, una sucesión de cantos. No se olvide. Su atención a los excluidos del progreso no es cuestión sólo de temática sino también, más en su raíz, de pragmática comunicativa. De ahí que la voluntad de articular un discurso teniendo en cuenta a quienes ni siquiera podrían leerlo se cruce con una concepción conflictiva de la voz. Registros diferentes delatan una enunciación plural, abierta justamente a la diferencia y al cambio, al desafío y a la intemperie de la alteridad: por eso quien(es) aquí habla(n), de ser un sujeto, sólo puede ser un sujeto alterado, atravesado por los otros mortalmente. Alguien (o alguienes), este enrique falcón, que delira, que confunde los mundos sin remedio, que le ha devuelto la palabra al grito.

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En este sentido, el discurso se resiente. Se resiste por ejemplo a convertirse en Texto y, desde luego, en Libro. Difumina sus bordes. No se deja tratar como un objeto, descontrola su uso, se rebela con cada paso. Fiel al motivo que le da sentido, no se detiene: se entiende como escritura en proceso, provisional, en continua (des)organización, sin cierre ni fronteras –aquí se editan las dos primeras partes, El saqueo y Los otros pobladores, de un proyecto más amplio que sigue reescribiéndose. Es inútil, entonces, esperar ingenuamente el final del trayecto cuando se nos invita a un trabajo, no sólo de lectura, que no termina –aunque el texto lo hiciera.





El poema se abre (las venas) no sólo en la dirección de lo sintagmático sino también en lo paradigmático. Se hace visible el recurso a las notas en el margen, cuya función tiene que ver, no tanto con una concesión a la transparencia ideal del significado del texto, como con un contraste lingüístico que hace añicos el aura de la Poesía, ese “vaso santo”, como decía Roque Dalton, que no debería mancharse con el imperialismo, la tortura o la miseria cotidiana de los sin voz y los sin rostro. Por otra parte, estas notas no dejan de ser una ocasión contrainformativa para recordar entre otras cosas que, después de tantos años criticando a Marx, ha llegado la hora de leerlo.
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La marcha de 150.000.000 desacraliza la Poesía sin necesidad de abandonar su estirpe religiosa, su deseo desconcertante de explorar los lazos (re-ligare) que nos unen y nos desunen más allá de lo reconocible. Desde una contemplación que es a la vez acción, forma de vida, práctica y política, esta fe es una forma de tomar partido, como hay otras, por quienes se están quedando sin tiempo y sin mirada. Es la visión salvaje de quien ha visto el mundo hacerse (de) pedazos y deja que ese estallido se encarne en la agitación sintáctica y la violencia del montaje que dan cuerpo al poema. La confianza en la movilidad de los fragmentos, en un caos que destruye y construye, se opone así, calladamente, al estatismo de un todo que se superpusiera a las partes fijando jerárquicamente sus posiciones. La mutilación no le sobreviene a los poemas porque ya la incorporan.



Una liberación que el texto hace materia. Ésta podría ser la estrategia (im)posible de esta escritura sin arjé, anárquica, revolucionaria. No en balde, los puntos de encuentro entre esta visión del mundo y el comunismo libertario son más de uno y más de dos. El poema hace política desde su apuesta por un territorio sin fronteras hasta su desplegarse en un mundo cambiante, esto es, antiinstitucional, socialmente regenerador, pasando por la crítica de la noción de autor como forma de control y apropiación del sentido. Lo que se pone en crisis aquí no es un concepto abstracto sino una forma de orden muy concreta: la propiedad individual del texto, que se descompone justo en su punto neurálgico, en el individuo como origen que queda en entredicho, desmontado. Como quería Kropotkin en Los tiempos nuevos, el individuo, más que una (id)entidad autosuficiente, es un espacio de encuentro y desencuentro, una “colonia de pequeñeces infinitas asociadas pero conservando su vida propia”.





Sabiendo beber de Isaías a Ernesto Cardenal, de Huidobro a Neruda, de las rodillas de una niña descalza a los informes anuales sobre derechos humanos, de Jim Morrison a Silvio Rodríguez... la marcha sigue avanzando. Para muchos y muchas, las páginas que siguen serán motivo de escándalo, si no colectivo, cosa que hacen difícil las nada casuales limitaciones del alcance que tiene hoy la poesía, sí al menos en el precario recinto, secreta pero igualmente político, de lo personal. Es el recinto que ahora estos poemas de Enrique Falcón nos invitan a abrir, no sin el miedo frágil, “de cristal”, que da la rabia y la esperanza de un futuro imprevisto. Como esta escritura, hecha de incendio y de mutilación, nuestro cuerpo es a la vez el cuerpo del desastre y el cuerpo del abrazo. Con las palabras de E. Malatesta, “sólo es posible emanciparse por medio de la unión”. Que no se nos olvide.
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(Antonio Méndez Rubio: "Mutilación del sentido"; prólogo a la edición de La marcha de 150.000.000, Germanía, Valencia, 1998.
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También publicado en: Antonio Méndez Rubio: Poesía sin mundo, Ed. Regional de Extremadura, Mérida, 2004)