viernes, 20 de julio de 2007

SOPHIA DE MELLO BREYNER: Solaz inmanencia y sensible esencialidad

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REGRESARE

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Regresaré al poema como a la patria a la casa
Como a la antigua infancia que perdí por descuido
Para buscar obstinada la sustancia de todo
Y gritar de pasión bajo mil luces encendidas
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ARTE POETICA
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La dicción no implica estar alegre o triste
Sino dar mi voz a la vehemencia de las cosas
Y hacer del mundo exterior sustancia de mi mente
Como quien devora el corazón del león

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Mira contempla escucha
Atenta a la caza en el cuarto en penumbra

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Cuando yo muera he de volver a buscar
Los instantes no vividos junto al mar
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Quando eu morrer voltarei para buscar
Os instantes que nâo vivi junto do mar

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Coral
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Ia e vinha
E a cada coisa perguntava
Que nome tinha
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Coral
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Iba y venía
Y a cada cosa preguntaba
Qué nombre tenía

TRASLUZ (1998-2001): entrever, decir como...

"y avancé a tientas
era más claro".
Emily Dickinson
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Madre:
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SÍ,
por primera vez
estoy viendo tu letra
al final de la carta
de todos.
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Quisiera comprender,
saber como es su curso,
pero tu mano espera sólo
que vea mi ceguera.
Antonio Méndez Rubio

ROQUE DALTON: OTRA POESIA ES POSIBLE.




ALTA HORA DE LA NOCHE

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendría la muerte y el reposo

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
sería el tenue faro buscando por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas.
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.

No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:
desde la oscura tierra vendría por tu voz.

No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.

Roque Dalton

SOLDADOS DE GÉNERO de Julio Obeso Gonzalez, poeta de Gijón

ADA SALAS: entre amigos, "Alguien aquí. Y un gato, un autillo.

En casa de Elena Escribano ocurren estas cosas... una noche su gato sorprende a una sospechosa hecatombe de poetas, Ada Salas, Rebeca, Andres Navarro, Laura, Correcher y la invisible fotogra y anfitriona compartiendo los azucares de la palabra y la sal de la vida. Mi cuerpo debía estar a millones de años luz de aquel palacio de la amistad pero mi "sed" estaba entre ellos, silenciosa, atenta. En casa de Elena Escribano pasan estas extraordinarias cosas. Tengo "La fiebre" encendida todavía del eco de su complice con-versar.

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Las palabras que dije ya no
me significan.
No sabía que a todo
le sucede lo mismo
y que mueren de tiempo
tambiénlas palabras.
O seré yo
tal vez.
O seremos lo mismo.
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Un oscuro temblor donde resuena
lejos
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lo vivido.

(de Ada Salas, Lugar de la Derrota)




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Quien escribe lanza una piedra a la superficie mansa y lacustre del silencio. (p. 13)
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Escribir predispone a lo extraordinario: oir lo que no se ve, ver lo que no se oye. Pero cuidado con perderse. (p. 108)
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También en el grabado, el blanco lo constituye la no intervención, la ausencia de trazo. Así el silencio en el poema; tan relevante es la palabra como la pausa, el aire como el sonido, el blanco como el negro. (p. 79)
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El poeta no tiene meta, objetivo, no tiene destino, no camina para llegar, sino para perderse: sólo de la errancia, del abandono, surge el poema. (p. 37)
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Cuando uno escribe olvida todo lo que haya podido escribir o decir sobre la escritura, lo que pensaba sólo un instante antes de disponerse a la escucha. Escribir es fundamentalmente un ejercicio de olvido, y cada vez que escribimos lo hacemos como si nunca antes lo hubiéramos hecho. “El poeta está siempre empezando”. Lo dijo Aleixandre. (p. 89)
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El poeta no es dueño de sí ni de su obra. Cuando acaba un poema sabe que, incluso en ese momento, todo está por hacer. No es el poeta el que crea el poema, sino el poema el que hace nacer al poeta, una y otra vez, como un hombre nuevo, pero completamente desvalido, que deberá crecer y luchar hasta enfrentarse a otro nacimiento. (p. 52)
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El poema nos habla con un lenguaje desconocido que nos resulta, sin embargo, profundamente familiar; lo escribimos (y lo leemos) con la perplejidad con la que recordaríamos algo que tenemos la certeza de no haber vivido. (p. 109)
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Si un poema es un mensaje destinado al lector, qué curioso: el autor lo elabora con un código que no conoce, el lector lo descifra con un código propio. Algo en común, claro es, una lengua. Pero un poema es más que una manifestación del lenguaje. Las palabras en él son más que ellas mismas, más que el resultado de su combinación. En la suma del texto (la del autor o la del lector) siempre faltan sumandos: en ellos están su raiz y su vuelo. por eso quien escribe no sabe, a ciencia cierta, qué escribe. Y quien lee, más alla y por encima de su acuidad crítica, miente cuando explica que ha leído. Lo esencial del poema se disuelve en la sangre del lector, pasa aser parte de su vida y de su pensamiento. Leer es comulgar, y lo que se comulga no puede ser restituido. (p. 92)
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Entonces, la escritura cambia el alma: hará crecer islas inexistentes en los mapas. Cada poema es el certificado del descubrimiento de una tierra nueva. Pero el poeta es un viajero insaciable. La satisfacción del hallazgo es efímera; hay más, hay más que ver, hay siempre otras tierras, otros poemas. Ya lo advirtió, de nuevo, Huidobro; "Soy yo Altazor el del ansia infinita/ del hambre eterno y descorazonado(...)/ ¿cómo podré dormir mientras haya adentro tierras desconocidas?".( pág. 139)
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(De Alguien aquí. Notas acerca de la escritura poética, Madrid, Hiperión, 2005)



Ver para escuchar a Ada Salas este enlace:
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Celebrado el banquete.
Cansados de mirar todos los huesos.
Ahíto de quemar los párpados del mundo

Ven

Donde esta oscuridad pueda sanarte.
Ada Salas
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En una entrevista, a raíz de un premio por el fomento a la lectura que se le otorgó en Extramadura, la poeta se expresó con la comunión de sentimiento vital y creativo, lector y de sensibilidad intelectiva que igualmente es pálpito y sangre de Elena, Andrés, Laura, Rebeca, Correcher... y muchos de los amigos que forman este círculo humano y lector del Taller de Polimnia 222 o de las amistades selectivas de Ada Salas.
"No concibiría una vida sin libros. Tienen la virtud secreta de darme justamente lo que necesito. Puedo ir a una novela, un ensayo, un poema y siempre encuentro un consuelo, una solución, o un reflejo solidario de otro ser humano que se ha vertido en el libro y que yo encuentro"
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Desde la primera vez que leí por casualidad a Ada Salas, y desde que nos la presentara un años después en la UPV Elena y la sometieramos al tecer grado tertuliano de nuestra curiosidad felina tras escucharla recitar abisales poemas que retornan, tengo un run run en la cabeza. Recuerdo que ella habló de la escritura nocturna y del autillo. También yo escucho desde entonces, a muchos kilometros de distancia aquel autillo incesante. No se bien traducir su secreto. Vagamente algo intuyo, no mío, sino de Ada, que os participo:
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"La escritura es un estado de permanente carencia. Su lugar es el hueco. El poeta no enuncia: llama, convoca. … Busca, en la palabra, la faz de lo real, que lo real elude. Son fragmentos los poemas, sí: esas piezas que faltan en el puzzle ilusorio de nuestra existencia". ----- Ada Salas