jueves, 7 de junio de 2007

RENE CHAR:POESIA ESENCIAL

Montagne déchirée, Le Rébanque, Lagnes, 29 de août 1949


Oh ! la toujours plus rase solitude
Des larmes qui montent aux cimes.
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Quand se déclare la débâcle
Et qu’un vieil aigle sans pouvoir
Voit revenir son assurance,
Le bonheur s’élance à son tour,
A flanc d’abîme les rattrape.
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Chasseur rival, tu n’as rien appris,
Toi qui sans hâte me dépasses
Dans la mort que je contredis.





¡Ay soledad cada vez más rasa
De las lágrimas sobre las cimas!
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Cuando llega el derrumbamiento
Y una vieja águila sin poder
Ve retornar su seguridad,
Se lanza a su vez la felicidad,
Sobre el abismo los alcanza.
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Cazador rival, nada aprendiste,
Tú que sin prisa me adelantas
En la muerte que contradigo.





René Char (L'Isle-sur-Sorgue, Vaucluse, 14 de junio de 1907, París - 19 de febrero de 1988) fue un poeta francés.
Biografía [editar]
Al terminar el bachillerato en el liceo de Avignon, su familia lo envió a Marsella para estudiar ciencias empresariales, estudios que realizó sin gran convicción. La publicación de la Capital del dolor (1926) de Paul Éluard supuso un aldabonazo en su vocación poética. En 1928 publicó Cloches sur le coeur, una colección de poemas que destruyó poco después. En 1929, visitó París y conoció al grupo surrealista de André Breton, René Crevel y Louis Aragon y en 1930 firmó el Segundo manifiesto surrealista, así como panfletos que criticaban el colonialismo francés y defendían el movimiento revolucionario español. Posteriormente publicó Marcha lenta, en colaboración con Breton y Éluard. En 1934 publicó Le marteau sans maître, El martillo sin dueño, de estilo surrealista y rico en imágenes exuberantes, poemas a los que puso música Pierre Boulez en una pieza que fue interpretada por vez primera en 1955.
Se alejó del Surrealismo con Afuera la noche es gobernada (1938). En 1939, tras la invasión de Polonia por los alemanes, fue destinado a un regimiento de artillería en Alsacia. Tras quedar libre del servicio en 1940 se unió a la Resistencia bajo el nombre de capitán Alexandre, experiencia que reflejó en el poemario Solos permanecen (1945) y Feuillets d'Hypnos, Las hojas de Hipnos (1946), un diario poético de los años de guerra. Condenó el comunismo en 1949. Furor y Misterio comprende su poesía completa entre 1938 y 1947. Después publicó Los Matinales 1950). Protestó contra la base de armas atómicas de la Alta Provenza en 1966. En 1955 conoció a Martin Heidegger, con quien estableció una hermosa y fructífera amistad. Heidegger se refiere a Char en varias ocasiones. Por ejemplo, en la entrevista de la revista Spiegel que se publicó bajo el nombre Ya sólo un Dios puede salvarnos (Nur noch ein Gott kann uns retten).
Comprometido con la diginidad humana y la libertad, el mundo poético de Char es una epifanía lírica del mundo natural, la tierra, los árboles, el agua y los animales, de la vitalidad existente entre la creación y la muerte. Su estilo, de rica imaginería, busca sin embargo la concisión. Alecciona de forma moralista sobre los objetivos más trascendentales del ser humano. Otras obras importantes suyas son El sol de las aguas (1951), Búsqueda de la base y de la cima (1955), sin duda su libro ensayístico más importante, traducido por Jorge Riechmann en el año 2000 y constituido por una urdimbre de poemas, fragmentos, aforismos, semblanzas y textos para los que no cabría otro calificativo más adecuados que el de indagatorios, ofreciendo un poderoso diálogo entre el arte, el pensamiento y la acción. Común Presencia (1964), Vuelta atrás (1966) y La noche talismánica (1972) y Aromas cazadores (1975). En 1983 se publicaron sus Obras completas en la Bibliothèque de la Pléiade. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor y Oficial de las Artes y las Letras. Recibió la Medalla de la Resistencia y la Cruz de Guerra. Gran parte de su obra ha sido vertida al español por Jorge Riechmann. Xoán Abeleira publicó una versión de Artine -poema en prosa de su época superrealista- en la revista Cuadernos Hispanoamericanos nº 492.
(Extractado de wikipedia)

VER Y NO VER, por Victor I. Stoichita

El ferrocarril, 1873 de Edouard Manet


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En 1874, el año de la primavera de la exposición de los impresionistas, Manet presenta una de sus obras en el Salón parisino. El impacto es, como siempre, grande. Algunos años después se habla de ello todavía:
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El ferroarrial. Este cuado muestra a una niñita que mira entre rejas. Su hermana mayor está sentada a su lado. No hay ningún ferrocarril.
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Lo que el título del cuadro anuncia no se muestra. No es que el ferrocarril no esté allí, sino que s u imagen queda velada, escondida, inaccesible. La tensión entre lo que el título promete y lo que se ve en el cuadro impulsa al espectador a buscar una explicación.
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Una mujer está sentada y mira de frente. Su mirada, aunque algo perdida y pensativa, parece salir a nuestro encuentro. De pie, junto a ella, una niña nos da la espalda y nos introduce en el interior del cuadro. Una reja negra nos impide el acceso al fondo. La clara y densa atmósfera de vapor de una locomotora lo invade todo. En el centro de la imagen las rejas y el vapor forman un obstáculo que hay que interpretar como una censura. La pequeña se agarra con su mano izquierda a la reja y parece esconder su cabeza entre dos barrotes. Su curiosidad es evidente, su fustración también.
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El espectador se ve arrastrado por estas dos maneras de mirar, hacia adentro y a la vez, hacia fuera de la imagen. El cuadro presenta un desdoblamiento, pero al mismo tiempo es coherente consigo mismo.
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Resulta curioso el hecho de que Manet, pese a reiteradas recomendaciones, no enviara su obra a la exposición de los impresionistas, donde seguramente habría disfrutado de un puesto de honor, sino al Salón, y este gesto simbólico no carece de importancia.
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Esta obra está en abierto diálogo con la tradición europea de las pinturas que tematizan la vista, y a la vez supone, creo, una confrontación con la poética impresionista que estaba naciendo.
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Las consideraciones que siguen tienden hacia un doble objetivo: mostrar cómo el cuadro de Edouard dialoga con la tradición y como fueron recibidas sus iniciativas entre los jóvenes colegas impresionistas.
Victor I. Stoichita