lunes, 2 de abril de 2007

W. H. AUDEN: ALMADO Y ACIDO POETA CATOLICO, DE IZQUIERDAS Y OTRAS DELIBERADAS CAUSALIDADES DE SU INGENIO, INTUICION E INTELIGENCIA




" Mientras paseaba una tarde caminando Bristol Street abajo, las multitudes que cubrían el pavimento eran campos de trigo listos para la cosecha, y abajo, junto al crecido río, escuché cantar a un enamorado bajo una arcada de la vía férrea: El amor no tiene fin, te amaré, querida, te amaré hasta que China y Africa se unan, y el río salte sobre la montaña y los salmones canten por las calles, te amaré hasta que el océano esté plegado y colgado a secar y las siete estrellas corran graznando como gansos por el cielo, los años correrán como conejos, porque en mis brazos sostengo la flor de las eras y el primer amor del mundo. Pero todos los relojes de la ciudad comenzaron a vibrar y a sonar, ¡Oh! No permitáis que el tiempo os engañe, el tiempo no puede conquistarse, en las madrigueras de la pesadilla dónde desnuda está la justicia, el tiempo vigila desde las sombras y tose cuando queréis besaros, a base de dolores de cabeza vagamente la vida se nos escurre y el tiempo hará su capricho mañana u hoy, en muchos valles verdes se introduce la terrible nieve, el tiempo rompe las hilvanadas danzas y el brillante arco iris del somormujo. ¡Oh! Hundid vuestras manos en agua, hundidlas hasta la muñeca, fijad, fijad la mirada en la palangana y preguntaros qué os habéis perdido, el glaciar golpea en el armario, el desierto suspira en la cama y la grieta de la taza de té abre un camino hasta la tierra de los muertos (…) ¡Oh! Poneos, poneos junto a la ventana mientras abrasan las lágrimas y comienzan a fluir, amaréis a vuestro retorcido vecino con vuestro retorcido corazón, era tarde, tarde anochecida, los amantes habían partido, los relojes habían dejado de sonar, y el profundo río seguía fluyendo. "

POETA DE LA HONDA PENSATEZ


SOBRE LA PINTURA DE TAMAYO

Hay muchas maneras de aproximarse a una pintura: en línea recta hasta plantarse frente al cuadro y contemplarlo cara a cara, en actitud de interrogación, desafío o admiración; en forma oblicua, como aquel que cambia una secreta mirada de inteligencia con el transeúnte: en zig-zag, avanzando y retrocediendo con movimientos de estratega evocadores tanto del juego de ajedrez como de las maniobras militares; midiendo y palpando con la vista, como el convidado goloso examina una mesa tendida; girando en círculos a semejanza del gavilán antes de descender o del avión en el aterrizaje. La manera franca, la manera cómplice, la reflexiva, la cazadora, la manera de la mirada imantada...


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SOBRE LA CREACION POETICA

Las vocaciones son misteriosas: ¿Por que aquel dibuja incansablemente en su cuaderno escolar, el otro hace barquitos o aviones de papel, el de mas allá construye canales y túneles en el jardín, o ciudades de arena en la playa, el otro forma equipos de futbolistas y capitanea bandas de exploradores o se encierra solo a resolver interminables rompecabezas? Nadie lo sabe a ciencia cierta; lo que sabemos es que esas inclinaciones y aficiones se convierten, con los anos, en oficios, profesiones y destinos. El misterio de la vocación poética no es menos sino más enigmático: comienza con un amor inusitado por las palabras, por su color, su sonido, su brillo y el abanico de significados que muestran cuando, al decirlas, pensamos en ellas y en lo que decimos. Este amor no tarda en convertirse en fascinación por el reverso del lenguaje, el silencio. Cada palabra, al mismo tiempo, dice y calla algo. Saberlo es lo que distingue al poeta de otros enamorados de la palabra, como los oradores o los que practican las artes sutiles de la conversación. A diferencia de esos maestros del lenguaje, al poeta lo conocemos tanto por sus palabras como por sus silencios. Desde el principio el poeta sabe, oscuramente, que el silencio es inseparable de la palabra: es su tumba y su matriz, la tierra que lo entierra y la tierra donde germina. Los hombres somos hijos de la palabra. Ella es nuestra creación; también es nuestra creadora: sin ella no seriamos hombres. A su vez la palabra es hija del silencio: nace de sus profundidades, aparece por un instante y regresa a sus abismos.

PAZ VISTO POR MILAN: REFLEJO EN CUCHARA DE PLATA.




La puesta en duda de la realidad es tal vez la constante más clara de la poesía de Octavio Paz. La realidad, ``eso'', seudoconcreción o entidad objetivo real, se cuestiona en la poesía de Paz como un marco referencial más, pero no como el contrario de la materia textual. En efecto, el texto no es una vía de acceso a esa instancia que podríamos considerar como una de las manifestaciones de esa otredad tan cara en el pensamiento del poeta mexicano. El problema adquiere fuerza porque el texto también está puesto en duda, al menos desde la perspectiva del núcleo central del poema o hablante. Desde esta perspectiva puede decirse que el cuestionamiento sistemático del hablante en la categoría de ``voz'', yo lírico o de ``el que emite'', coloca a Octavio Paz dentro de la tradición romántica planteada por John Keats respecto de la identidad poética como aquella ``identidad negativa''.


EDUARDO MILAN

E. MILAN: ESPONTANEIDAD ACRITICA BIEN AFILADA


QUE MUNDO ES AQUEL...
(partiendo de Brecht)
Qué mundo es aquel
en el que hablar de poesía
es ofender a la sociedad.
El mundo este. Y nadie, en esta traducción
de lo que eramos a lo que somos, se ofende.
Estan indiferentes, no son. O no están,
trabajando para nada o poco, en el ajo.
A destajo se les cura la herida del trabajo.
El dichoso hueco, reacio, carece de interés.

EDUARDO MILAN: PALABRA MITICA Y DE VANGUARDIA


Canción que fuíste sin querer


a cantar el mundo oscuro


y te atrapo cuando querías verlo claro.


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Caída de la claridad, mal paso,


conejo que no atiende a la coneja


que augura, cuelga. Y es de noche.


Que tu no ver sea el mismo que la noche


pero regresen cada uno por su lado,


tú por ti misma, a la casa


por el camino que ya sabes, o sabías.


Síguete a ti misma que la otra tiene estrellas,


rincones, música, olfato.


Tú, tu saber, un corazón que vuelve.


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Poeta, ensayista, y crítico uruguayo nacido en Rivera en 1952.A raíz de la dictadura militar en su país durante la cual fue encarcelado su padre, decidió radicarse en México desde 1979, donde ha desarrollado un importante labor no sólo como poeta, sino también como ensayista y crítico literario.«Manto», reúne su obra poética escrita hasta 1996. Posteriormente ha publicado otros títulos entre los que se destacan: «Alegrial» en 1997, que le valió el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, «Razón de amor y acto de fe» en 2001 y «Querencia, gracia y otros poemas» en 2003.

APREHENDER: ESCUCHA VIVA


Un pedagogo, una analista, un poeta novel, una profesora, un maestro... cada uno escucha, cada uno atiende y asimila, cada uno se forma unas ideas y se le viene una extrañeza. La poesía no busca ser lo racionalmente inteligente sino la inteligencia tras la razón, tras la pasión, entre. "Acción en un momento de gracia" es el título de un poemario de Eduardo Milan. "Santa deriva" y "Cantar de ciego" son de Vicente Gallego su poesía penúltima. Desde tan distantes pálpitos y escuelas, una misma sinceración: la palabra dada. Y un no camino abierto, a la intemperie. Desde donde escuchar el canto del pájaro, pero también el grito del guijarro. La voz de las acacias, el trino del abejaruco, la llamada de los fresnos. Y como no, la queja de las alambradas y el estupor de los railes de un tren a través de la montaña y el valle.





VICENTE GALLEGO: EL HIMNO (II)


Hay un himno en la vida que es la vida,

su terca pervivencia más allá de nosotros,

el desolado acorde estremecido

de un cielo imperturbable que contempla

la sucesión precisa de la fiesta y el luto.


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Hay un himno en el caos, y hay después

ese salmo que clama por el mundo

desde el alma arrasada de nuestro mundo exhausto.

No es sencillo entenderlo: el himno suena

sin contar con nosotros, en el centro sin luz

del extraño destino de la carne.


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Dichoso el que en su noche,

rodeado de frío y de tinieblas,

cierra con fe los ojos y es capaz de escucharlo.



VICENTE GALLEGO: EL HIMNO (I)




Hay un himno en la noche más oscura

que no todos consiguen entender;

pero no hay que entenderlo: el himno suena.

Hay un himno en el grito, en el dolor;

sus desgarradas notas

se escuchan en el baile de los huesos,

descarnados y rotos, que arrastra el huracán,

en el pico del buitre

y en las vigas quebradas del hogar destruido.
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Hay un canto sutil en la barbarie,
un salvaje concierto en la agonía,
un compás obstinado en el terror.
Hay un coro triunfal
Que no apaga la muerte, porque siguen cantando
en él las voces secas de los muertos.