martes, 26 de junio de 2007

AUN HAY HUMEDAD EN LA CENIZA QUE AMAS

«Mi canto está mal hecho
como esta verdad, que está mal hecha.
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Hagan ustedes la verdad mejor»

Antonio Gamoneda es un poeta que acostumbra a escuchar con tanta intensidady silencio como si estuviera creando un poema. Su cordialidad, su sencillez, acojen. Pero no es su lugar un paraíso, sino las cenizas de una batalla, los acantilados del fin del mundo, - su mundo -, que ya en desmemoria se resiste a ser olvido sin antes dar memoria de los vencidos y señales del amor que los mantuvo entre la paz y la justicia, defendiendo su esperanza.

«La poesía ya sólo
es conciencia que canta;
sólo el son que descubre
fraternidad»

Angelines y Antonio dan muestras de cercanía, aunque vienen de tan lejano país, de tan extraña y prodigiosa vida aterrada que uno siente en su compañía un temblor que se extiende como liquenes en la madrugada. Y pese a tan hondo helor, todo a su alrededor es cálido, materna intimidad, nido de silencio espectante, ávido de esos mensajes sin caligrafia que muestran sus manos, que relumbran sus ojos.
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«La única poesía,
es la que calla y aún ama este mundo»


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AMOR que duras en mis labios:
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Hay una miel sin esperanza bajo las hélices y las sombras de las grandes mujeres y en la agonía del verano baja como mercurio hasta la llaga azul del corazón.

Amor que duras: llora entre mis piernas,
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come la miel sin esperanza.


HA VENIDO tu lengua; está en mi boca
como una fruta en la melancolía.
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Ten piedad en mi boca, liba, lame,
amor mío, la sombra.



HE ENVEJECIDO dentro de tus ojos; eraas la dulzura y el exterminio y yo amé tu cuerpo en tus frutos nocturnos.
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Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,
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pero tú pesas en mi corazón, y como una miel oscura, yo te siento en mis labios al ir hacia la muerte.
(LIBRO DEL FRIO)

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