martes, 22 de mayo de 2007

Manuel Ramirez (Pre-Textos) dixit









Manuel Ramírez: «Vivimos una crisis de contenidos»

¿Puede una sombra apropiarse de su personaje hasta el punto de no saber discernir entre ambos Manuel Ramírez junto con Manuel Borrás y Sylvia Pratdesaba, crearon la editorial Pre-Textos en 1976, desde entonces la labor editorial es imparable. En 1997 obtiene el premio Nacional a la mejor editorial y dispone de más de 880 títulos publicados.




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Entrar en la editorial Pre-Textos es acceder a un mítico templo. Todo es claro y blanco, la luz entra a raudales a través de una terraza/patio: libros, libros y libros cuidadosamente ordenados sobre pulcras estanterías. El tiempo está detenido ¿cuáles serán los criterios que la rigen Manuel contesta lenta y quedamente, pero con rotundidad.




-Confiese: ¿Los que componen el equipo de Pre-Textos son todos estupendos, incluyendo, por supuesto, lo que editan




-Sí,




-¿Preguntas (ríe) Te lo iba a agradecer. Es pecar de inmodestia decir que sí, pero lo que tratamos es de ser buenos y de hacer las cosas lo mejor que sabemos. Los resultados son los que tienen que decir si lo que hacemos está bien.




-¿Van con la cabeza alta




-Tenemos muy poco de qué arrepentirnos. Como todo editor de vez en cuando podemos meter la pata, pero ya son treinta años de trabajo ininterrumpido y se han consolidado toda una serie de colecciones que ahí están. Como dice mi socio y amigo Manuel Borrás el mejor libro que puede escribir un editor es su propio catálogo. En definitiva el lector es el que tiene que juzgar si eso es así o no.




-¿Los que publican en su editorial adquieren el marchamo de elegidos




-¿Por qué les da prestigio Seguramente, desde ese punto de vista la editorial tiene un prestigio y el autor que se elige, para ser publicado, comparte ese prestigio




-Llevan muchos años editando con criterio selectivo, ¿ha habido algún momento de pensar «nos vamos, este mundo no es para nosotros»




-Lo de «nos vamos Éste mundo no es para nosotros» en varias ocasiones nos hemos visto en esa tesitura, no porque este mundo no sea para nosotros, sino porque en muestro país ha cambiado mucho el panorama del mercado del libro y sí que habría que lamentarse de una falta de código ontológico a la hora de repartirse autores y meter la zancadilla al colega por conseguir un autorÉ Los mismos autores, algunos, están imbuidos de esa política y no atienden a aspectos más creativos.




-¿Se lee poco realmente?




-El problema no es que se lea más o menos, sino la calidad de lo que se lee. Pasa también con la enseñanza, ¿qué es lo que aprenden, qué es lo que se les enseña El aspecto de la cantidad es algo que el mercado y la sociedad ya se preocupan en exceso.




-¿Somos lo que leemos?




-La lectura nos ayuda a comprendernos a nosotros mismos y a comprender el mundo que nos rodea. Creo que un aspecto importante de la literatura es esa capacidad que tiene de ofrecernos un conocimiento. Hay algo que hoy en día también se confunde: una cosa es la información y otra la literatura, que es una vía de conocimiento. En una sociedad como la nuestra que todo es información cabe esperar que la gente aprenda a discernir dentro de ese cúmulo de informaciones que le vienen como un aluvión aquello que realmente le interesa. En parte si que se es lo que se lee. Pero «literarizar» la vida eso ya es otro aspecto.




-¿Imagina que en los programas del corazón comenzaran recomendando un libro?




-¡Ojalá! y otros muchos sitios o programas también. No entiendo por qué, por ejemplo en la televisión se anuncia antes la aparición de un video juego y no se recomienda ni un solo libro. Fernando Delgado tuvo la sana costumbre en todos sus telediarios de recomendar al menos un libro. La presencia del libro en los medios de comunicación es o inexistente o nefasta; hay un total desapego hacia el libro, de hecho no forma parte de esa cultura de escaparate, eso está claro.




-¿Ha entrado en la fiebre de escribir memorias?




-Nosotros creo que hemos sido algo pioneros. En un momento en que las memorias de escritores españoles eran muy poco frecuentes porque había un cierto aspecto púdico, por parte del escritor a confesarse o a escribir sus memorias, nosotros abrimos una brecha porque empezamos con los diarios de Andrés Trapiello, abrimos la colección de narrativa con toda una línea «memorialística» y por aquello por lo que nadie apostaba, ahora todo escritor que se precie en este país debe tener sus memorias y el que no se precie también (Se ríe).




-¿Existe un juego económico detrás de los best seller ?




-Totalmente. Es entrar en un mundo en el que lo único que le importa al editor es la cuenta de resultados y que para conseguirla tiene que invertir en una campaña de marketing, sea la que sea, y a veces son muy dignas, otras vecesÉ Luego está la figura del libro como objeto de prestigio social. La gente compra los libros que el mercado le ha recomendado, y es una manera de quedar bien con la amiga el día de su cumpleañosÉ Aunque luego no lean, pero buenoÉ




-¿Los premios literarios acortan las distancias entre el editor/autor/lector y benefician la economía ?




-Para nosotros siempre ha sido una forma de dar a conocer determinados autores que no circulan por los circuitos habituales de la edición y prestigiar la obra de autores noveles. Es una buena plataforma siempre que el premio sea transparenteÉ




-¿Existe, entonces, el llamado tongo




-Sí y eso es vox populi (risas) y no es que esté revelando nada ocultoÉ




-¿Pre-Textos tuvo sabiduría o suerte al editar a Canetti antes de que le dieran el Nóbel




-Fue una historia muy bonita. Manuel Borrás llegó a conocerle en Austria y a partir de ese encuentro, Manuel, se interesó por él, me lo comentó y lo leímos; siempre había sido un autor que nos hubiese gustado publicar y en uno de los momentos más críticos de la editorial, en los que estábamos por tirar la toalla, habíamos contratado por fin Las voces de Marrakech, y estando el libro en imprenta, a punto de cerrar la edición, le dieron el premio Nobel. Hay libros que parecen estar destinadosÉ




-Se habla siempre de crisis: del teatro, del arte, de la lectura... ¿No será la crisis del ser humano




-Una de las cosas que más me llama la atención de la crisis por la que estamos atravesando es que se está perdiendo el sentido del humor; eso no es ninguna tontería. El sentido del humor surge cuando sabemos reconocer, en lo que se nos dice y en lo que decimos, aquello que no está dicho. Entender un chiste es eso. La función del lector es alcanzar aquello que no está dicho en el texto. La crisis es una crisis de contenidos más que de otra cosa.




-¿Qué consejo daría a los jóvenes escritores




-Que tengan paciencia, sobre todo que no se precipiten porque lo bueno no requiere urgencia. Encontrar espacio apropiado para tener esa serenidad que hace falta para poder escribir. El escritor joven tiene en la actualidad más oportunidades en España de verse impreso que en otros países europeos. En concreto en poesía, es evidentísimo. Hay muchas revistas especializadas y un movimiento cultural muy vivo. Y hay más premios de poesía que nunca, que son un vehículo para darse a conocer también.




-Acaban de editar un libro sobre Ramón Gaya...




-La idea de recopilar una serie de entrevistas surgió todavía en vida de Ramón. El resultado ha sido un volumen de 400 páginas que dan una visión muy clara de quién era; de su capacidad de matizar en cada momento algo que ya había dicho antes o que había estado diciendo desde que tenía quince o diecisiete años y de cómo había ido perfilando, con el paso del tiempo, según las entrevistas, y las circunstancia., Se parece un poco a su estilo, a esa objetivación que él hace siempre en torno a un centro para poder dejar fijado ese centro y que no puede expresar de una manera definitiva y clara.




-¿El reconocimiento le llegó tarde?




-Creo que a Ramón en su auténtica dimensión no se le ha reconocido todavía en lo que vale.




-Cree que la cultura puede ser un moviemiento de resistencia frente a la política y la economía




-Debería ser una forma de resistencia. Estamos viviendo unas circunstancias muy particulares con respecto a la literatura y a la cultura. Existe como una rara alianza entre el político, los medios de comunicación y el mundo de la cultura, hasta el punto de qué, desgraciadamente, el político relega en los medios de comunicación, y ellos son los que llevan la voz cantante; algunos de los artistas y escritores se prestan a ese juego. Cabría esperar que hubiese una mayor capacidad de contestación a ese tandem que en, muchos aspectos, es nefasto.




-¿Tiene la Administración contempladas ayudas para las editoriales




-Sí, pero aquí hay algo que creo que hay que decir. Con la ley de bibliotecas se han aprobado por primera vez unos presupuestos importantes para este año, en el que las comunidades tenían que hacer un desembolso proporcional a la inversión del Estado, pero al menos, la mayoría de editores, no nos hemos enterado todavía de que se haya hecho nada, cuando está ya aprobado, salió en el Boletín y el dinero desembolsadoÉ Entonces ¿qué va a pasar Porque el año que viene eso se va a duplicar o triplicar y si este año hay dificultades, ¿qué va a ocurrir el año que viene Es una cuestión que hay que denunciar, así de claro.




-¿Valencia es una ciudad difícil culturalmente?




-Sí. Es una ciudad que desgraciadamente siempre se está quedando a medio camino. Tiene pretensiones cosmopolitas, pero ese cosmopolitismo nunca llega a impregnar la sociedad. Hay una especie de divorcio entre la política cultural y el entramado social.




-¿Ha pecado su ciudad contra algo concreto?




-Ha habido momentos en los que ha pecado deÉ (Risas) meninfotisme y ha pasado de eso al derroche y al despilfarro y a la prepotencia, sin pensar previamente, empezando la casa pro el tejado y con mucho fuego de artificio, pero al final, como todo juego de artificio se desvanece y queda la ceniza.




-¿Qué penitencia le pondría?




-No soy quién para poner penitenciasÉ Que la ciudadanía se dé cuenta y pongas las cosas en su sitio. (Muchas risas)




-¿Qué pecado ha cometido usted contra su ciudad?




-Cualquier ciudad, en la que se viva durante mucho tiempo, existe una relación de amor/odio. Amor por las cosas que aprecias de la ciudad y odio por aquello que piensas que se podría haber llegado a conseguir. Odias, entonces a los que lo impiden.




-¿Cree que a los valencianos se nos desprecia a veces?




-De un tiempo a esta parte con toda la gente que hablo y que sólo conoce el espacio físico y la calidad de vida de la ciudad, Valencia les atrae. Hay mucha gente que se está viniendo a vivir a Valencia, o que tiene intención de hacerlo.




Entrevista publicada por Levante El Mercantil Valenciano el domingo 20 de mayo del 2007

1 comentario:

ana maria espinosa dijo...

Acertada, muy acertada,
la inclusión de esta interesante
entrevista.
Daja un grato sabor.