lunes, 21 de mayo de 2007

José Bergamín



No dejes de escuchar el canto oscuro
que es cadencioso ecode la palabra, dilatada sombra
que cobija al silencio.
Porque el “decir de amor” de la poesía,
antes de “trasmutar el pensamiento en sueño”,
es una música que lleva otra música dentro.
Toda forma es la forma de otra forma
que escapa de sí misma para serlo
y acompasa su paso con el paso huidero del tiempo.

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Por eso el corazón, con el latido
de la sangre, a tu verso
le da el ritmo sonoro y luminoso
de tu estremecimiento.

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