viernes, 9 de marzo de 2007



Todo lo que uno puede hacer ante la poética del desamparo, de la conciencia humana de esperanza y fraternidad ("En España hay más presos que lectores de poesía" según palabras de Enrique Falcón), de urgencia, de errancia, exilio, insurrección, es dar pasos hacia el otro, sabiendo que es el otro quien nos salva de no ser humanos, de no llegar a ser nosotros. El nos-otros que reclama un presente de pavura y desconcierto.

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