jueves, 29 de marzo de 2007

BORGES: EL AJEDREZ (II)


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Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada

reina, torre directa y peón ladino

sobre lo negro y blanco del camino

buscan y libran su batalla armada.


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No saben que la mano señalada

del jugador gobierna su destino,

no saben que un rigor adamantino

sujeta su albedrío y su jornada.


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También el jugador es prisionero

(la sentencia es de Omar) de otro tablero

de negras noches y blancos días.


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Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.

¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza

de polvo y tiempo y sueño y agonías?

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